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¿Qué significa "colocarle, ponerle o colgarle el sambenito a alguien", y cuál es su origen?

Este conocido modismo tiene que ver con los herejes sentenciados durante los años de la Inquisición española
Así retrató Goya un «Auto de fe de la Inquisición», en el que el condenado lleva puesto un sambenito, túnica formada por dos faldones de telalarazon
La Razón
  • Sofía Campos

    Sofía Campos

Madrid Creada:

Última actualización:

Dentro de las frases hechas o modismos que caracterizan a nuestra lengua, figura una bastante conocida, y que alberga tras de sí una oscura historia: es la de "colocarle, ponerle o colgarle el sambenito a alguien". Esta expresión se escucha o lee en infinidad de ocasiones, incluso ya aparecía en las páginas de "Don Quijote de la Mancha". Aunque pueda inducir a error, esta frase no tiene que ver con ningún santo llamado Benito, aunque sí tenga un origen relacionado con la religión. La Real Academia Española (RAE) define "sambenito" como "capotillo o escapulario que se ponía a los penitentes reconciliados por el tribunal eclesiástico de la Inquisición", así como "letrero que se ponía en las iglesias con el nombre y castigo de los penitenciados, y las señales de su castigo". Esta última definición va dando pistas del significado de este modismo, y nos hace salir de dudas las dos últimas acepciones que se incluyen en el diccionario para este concepto: "Descrédito que queda de una acción", y "Difamación".
Durante los tiempos de la Inquisición, a aquellos penitentes que lloraban por sus culpas y que querían mostrar arrepentimiento por sus actos -también llamados sambenitados-, se les ofrecía una vela y se les vestía con una especie de saco de lana, que previamente era bendecido por el sacerdote, cura o párroco pertinente. A esta prenda se le llamaba "saco bendito", lo que más tarde derivó en "sambenito". En el "Manual de Inquisidores", escrito por Nicolás Aymerich en 1378, a esta vestimenta se le describe como una túnica formada por dos faldones de tela, uno por delante y otro por detrás en forma de escapulario, sobre la que iban cosidas dos grandes cruces rojas. A modo de un poncho, el sambenito que utilizaba la Inquisición española variaba según el delito y la sentencia de quien lo vestía, pues los condenados a muerte podían llevarlo con llamas y, a veces, demonios o serpientes, así como los reconciliados lo vestían amarillo, con dos cruces rojas de san Andrés.
Obra de Goya donde representa la Inquisición
Obra de Goya donde representa la InquisiciónGoyaLa Razón
Los sambenitos, además de ser vestidos por los sambenitados, también se colgaban en las iglesias, a modo de recordatorio para los fieles de las consecuencias de la infamia y la herejía. De esta manera, cuando estas túnicas se veían deterioradas en los templos por el paso del tiempo, eran sustituidas por unas mantetas con los nombres de los herejes grabados en ellas. Unos lienzos de tela que traen consigo otro modismo, bastante relacionado con el que estamos comentando: "Tirar de la manta" se utiliza como amenaza de revelar algún asunto secreto, y que puede llegar a comprometer a terceros. Y no es la única frase relacionada con la de "colocar el sambenito", sino también la de "tonto de capirote", pues este cono que se ponen aún hoy los nazarenos en la cabeza durante la Semana Santa también se les ponía a los culpables. En este caso, los capirotes no cubrían la cara, de manera que el pueblo pudiera reconocer a quien lo vestía.
Una vez entendido el origen, la expresión no se utiliza hoy como forma de castigo, sino que cuando alguien cuelga a otra persona un sambenito significa que ese alguien carga con una culpa que no le corresponde, que ha perdido la reputación o que ha sido despreciado por alguna deshonra. La RAE, en su Diccionario panhispánico de dudas, menciona como ejemplo una frase de Rafael Mendizábal, en la que escribe: "Yo era uno de esos estudiantes a los que los profesores colgaban el sambenito de revoltoso". Y matiza que "sambenito" se escribe "en una sola palabra y con minúscula inicial. No es correcta la grafía 'sanbenito'".