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Neurociencia

¿Por qué solo te acuerdas de datos inútiles? Este estudio lo ha confirmado

Un nuevo estudio de la Universidad de Boston ha confirmado por primera vez en humanos el mecanismo de “priorización gradual”

Cerebro humano
Cerebro humanoMilad FakuriUnsplash

No hace falta decir que la memoria es caprichosa. Posiblemente te hayas lamentado de memorizar con más facilidad los 1025 Pokémon o canciones absurdas que solo has escuchado que, por ejemplo, lo que te enseñaron en el instituto. Y es que, para sobrevivir, no necesitábamos tener una memoria absolutamente perfecta. De hecho, olvidar es bueno, nos ayuda a organizar nuestros recuerdos y que los más superfluos no “molesten”. Para sobrevivir necesitábamos recordar lo importante… ahora bien: ¿Qué es lo importante? En nuestro cerebro no hay un pequeño duende valorando qué recuerdos podrían ser más útiles. Debe existir algún truco automático, alguna característica de nuestras vivencias que tienda a relacionarse con su importancia para la supervivencia y que permita a nuestro cerebro priorizar las correctas de forma mecánica, como quien dice.

Efectivamente, esa indicador indirecto de la importancia para la supervivencia existe. De hecho, existen varios, pero uno de los más importantes son las emociones. Cuando una vivencia nos despierta emociones intensas es, posiblemente, porque es importante para la supervivencia (miedo, tristeza, alegría, asco e ira). Una situación de vida o muerte, saciar nuestras necesidades básicas, la cópula, una intoxicación alimentaria… De hecho, esta hipótesis no es pura especulación, se ha podido confirmar que los recuerdos asociados a emociones son más duraderos y detallados. No obstante, aunque tu pasión por los Pokémon o la felicidad de hablar con tus amigos sobre ellos pudo ayudar a fijar los recuerdos, hay muchas memorias banales que recordamos con sorprendente precisión. Recuerdos que ni fueron útiles, ni nos emocionaron y, ahora, un grupo de investigadores de la Universidad de Boston ha confirmado por qué almacenamos algunos de esos datos inútiles.

La priorización gradual

Los investigadores han publicado su estudio en la revista Science Advances y, en él, explican cómo han puesto a prueba el concepto de priorización gradual; una hipótesis que describe cómo se fortalecen recuerdos frágiles en función de su relación a un evento emocionalmente significativo. Y ese es un punto clave, porque los recuerdos que quieren comprender no son los del evento emocionante, sino otros más triviales, pero que guardan cierta relación con los emocionantes. Por ejemplo: es posible que recuerdes con detalle qué estabas haciendo cuando recibiste la noticia de que se había declarado el confinamiento por la pandemia de COVID-19. Lo sorprendente es que no solo te acuerdas de eso, sino de detalles insustanciales de las horas posteriores y previas. Detalles que haces a diario y que no recuerdas en un día normal. ¿Cómo es esto posible?

La priorización gradual propone que hay dos respuestas, una para explicar los recuerdos posteriores al evento emocionante y otra para explicar los previos. Los momentos posteriores pueden deberse todavía a las emociones que, no siendo tan intensas, perduran todavía. Los recuerdos previos, sin embargo, se basan en vivencias que sucedieron antes del evento emocionante, cuando nuestro día era absolutamente banal. En ese caso, la sospecha es que los recuerdos previos se consolidan más en función de los elementos comunes que comparten con el evento emocionante (un mismo olor, un objeto, un tema, o simplemente que pertenecen al mismo día y/o sucedieron en el mismo lugar). Explicaciones que se han puesto a prueba con éxito en otros animales pero que, hasta ahora, no se habían comprobado en humanos.

El estudio

Para poner a prueba la hipótesis, los investigadores los investigadores reclutaron cerca de 650 participantes y realizaron diez estudios independiente. En la mayoría de las tareas los sujetos veían decenas de imágenes o estímulos que estaban emparejados con distintos niveles de recompensa o con eventos diseñados para ser más o menos “emocionantes”; al día siguiente se les hacía una prueba sorpresa de memoria para medir qué elementos habían perdurado y analizaron las tasas de acierto, la precisión y la fuerza del recuerdo.

Así es como comprobaron que, efectivamente, los recuerdos en función de su intensidad emocional, cuanto más potente era la vivencia, más probable era que lo ocurrido después quedara fijado. Los recuerdos previos, en cambio, no se reforzaban solo por cercanía temporal, sino por semejanza: cuanto mayor era la similitud conceptual o perceptual entre un recuerdo trivial y el evento emocional, más probabilidades había de que ese recuerdo frágil se consolidara. No obstante, si los recuerdos secundarios ya tenían carga emocional por sí mismos, el efecto de “rescate” disminuía.

Los resultados, por lo tanto, validan por primera vez la hipótesis de la priorización gradual en humanos y, aunque podría haber otros mecanismos implicados que todavía no conocemos, supone un paso al frente realmente interesante para comprender cómo funciona nuestra memoria y, por lo tanto, abre puertas a desarrollar estrategias para reducir los síntomas mnemónicos de algunas enfermedades neurodegenerativas. Aplicaciones que todavía están muy lejos pero que, ahora, podríamos empezar a comprender.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Este tipo de explicaciones no son el final del camino. Hará falta comprender en mayor detalle (bioquímico y conectómico) cómo se relacionan estas vivencias emocionantes con la consolidación de recuerdos. Porque, aunque conocemos algunos mecanismos, nos falta comprenderlos en detalle.

REFERENCIAS (MLA):

  • Lin, Chenyang, et al. “Salient Experiences Enhance Mundane Memories through Graded Prioritization.” Science Advances, vol. 11, no. 38, 24 Sept. 2025, doi:10.1126/sciadv.ady1704.