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Raúl Arévalo: «La crisis de la hoja en blanco me la tomo de forma relajada»

Se estrena en el doblaje con la cinta animada «Memorias de un hombre en pijama», adaptación de la novela gráfica de Paco Roca.

Raúl Arévalo: «La crisis de la hoja en blanco me la tomo de forma relajada»
Raúl Arévalo: «La crisis de la hoja en blanco me la tomo de forma relajada»larazon

Se estrena en el doblaje con la cinta animada «Memorias de un hombre en pijama», adaptación de la novela gráfica de Paco Roca.

Poner la voz a un personaje animado no estaba en sus planes pero hay quien dice que el éxito solamente es cuestión de perspectiva. Después de abrazarlo con relativa prudencia hace dos años gracias a su debut como director con la indómita y salvaje «Tarde para la ira», Raúl Arévalo vuelve a la gran pantalla con la cara y el cuerpo ligeramente cambiados. «Memorias de un hombre en pijama» es el nombre que lleva por título la adaptación cinematográfica de la novela gráfica de Paco Roca que llega hoy a los cines españoles y a cuyo personaje principal ha puesto voz el actor y director. Son las 12:30 de la mañana y quedamos con él en la librería Ocho y Medio de Madrid para charlar sobre cine, amor y política y, de paso, ver si nos recibe con el pijama puesto.

–Ésta es la primera vez que se enfrenta al reto del doblaje. ¿Repetiría?

Sin duda. Además, en este caso dio la casualidad de que ya conocía el cómic. Me lo había regalado un amigo tres meses antes de que me propusieran este proyecto y Paco Roca me cae muy bien. Ha sido una experiencia realmente bonita.

–El bloqueo creativo es algo que está muy presente en la novela gráfica de Roca. ¿Cómo se gestiona la sequía de ideas?

–Yo que también escribo intento, por ejemplo, tomarme la crisis de la hoja en blanco de una forma relajada. También es cierto que no he vivido tanto esa presión de los plazos de entrega. Afortunadamente he tenido la suerte de no verme sometido a la imposición del tiempo.

–En la película, Jilguero señala la actitud de Paco como la de un hombre «egocéntrico, bastante misógino y patético que trata sin ningún tipo de éxito de ser un macho alfa». ¿Tiene el hombre que modificar ciertos comportamientos?

–Claro. Creo que el machismo es un tema completamente educacional. Personalmente no paro de luchar día a día con amigos o incluso familiares que son más mayores. Mi padre, sin ir más lejos. A veces le digo: «Papá, no hagas eso que es muy machista». Y luego te das cuenta de que tú mismo caes en otras. Lo tenemos tan incorporado desde que somos pequeños que todo el tiempo nos contradecimos sin querer y creo que eso tiene que cambiar.

–¿Tiene el cine la obligación de promover valores sociales?

Es una herramienta sanadora para el alma. Puede ser didáctico, puede removerte, hacer que te plantees determinados temas. Todo eso conforma un valor que mola mucho que no se pierda.

–¿Se ha superado ya esa rémora que arrastra el cine español y que tiene que ver con la creencia de que nuestras películas valen muy poco o todavía colea el fantasma de la mediocridad por parte de algunos sectores?

–Creo que aquí se hacen películas buenas, muy buenas, malas y muy malas. Como en todos lados. Pero existe una cierta tendencia por parte de los sectores de derechas a rechazar el cine español por cuestiones políticas. Eso no tiene que ver con que sea mala la película, sino con un rechazo explícito al sector y a los agentes que trabajan en él. Se trata de unos terrenos que nada tienen que ver con la calidad.

–«Lo más raro que hay en ti, soy yo...» es la frase que se escucha en la canción principal de Love of Lesbian que pone banda sonora a la historia. ¿Alguna vez ha pensado que lo más raro que había en la otra persona era usted?

–Es interesante realmente pensar sobre ello, aunque el hecho de pensar que hasta lo malo que ves en la otra persona proviene de ti sea algo muy tramposo (risas). Pero si lo interpreto como una crítica al ser humano, como un espejo en el que ver nuestros propios defectos en la relación con el otro, claro que sí que me he sentido así alguna vez. Hace años, por suerte.

–¿Le gustaría protagonizar sus propias películas al estilo de Clint Eastwood?

–(Risas) Para nada. Entre otras cosas porque tampoco sabría cómo se hace. Cuando pienso en una idea para una película mi ilusión es dirigirla pensando en otros.