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Rebecca Zlotowski redibuja la mediana edad en "Los hijos de otros"

La directora francesa, responsable de "Los salvajes", inauguró el último Festival de Sevilla de la mano de Virginie Efira y Roschdy Zem
La Razón
  • Matías G. Rebolledo

    Matías G. Rebolledo

Madrid Creada:

Última actualización:

Hace tiempo que el hecho de ver mujeres independientes, decididas y fuertes en pantalla dejó de ser noticia. Pero, de un tiempo a esta parte, la propia sobre exposición a este tipo de personajes ha hecho que se vuelvan más cínicos, fríos, vacíos, de algún modo. Ya saben, todo añeja como la leche en nuestra era de lo inmediato. Por eso, sorprende que directoras como la francesa Rebecca Zlotowski sean capaces de darle una vuelta de tuerca a los arquetipos. Así lo hace, de manera brillante y ligera, en "Los hijos de otros", película que estrena en cines este viernes 3 de febrero y que inauguró hace unos meses el Festival de Sevilla. De la mano de Virginie Efira y Roschdy Zem, con el que ya trabajó en "Los salvajes", la realizadora nos cuenta una historia sobre la crisis de la mediana edad, el encontrarse a uno mismo a una edad atípica y, en verdad, reflexionar sobre lo largo que se puede llegar a hacer el camino en solitario.
Precisamente en la ciudad hispalense, Zlotowski atendió a LA RAZÓN, sobre una película que, dice, hizo porque "necesitaba" verla hecha de una vez: "Cuando hablo de necesidad, me refiero a algo temático. Tengo la impresión de que las madrastras siempre han sido actrices de reparto, no protagonistas. Además, siempre se las ha retratado como mujeres frustradas, luchando por el amor del padre con los hijos, y eso es algo bastante inusual, de hecho", explica la directora. Y sigue: "Por eso digo que la necesitaba, necesitaba hacer de esa mujer la heroína. Pero luego, proyectando la película y debatiéndola con la gente, me ha dado cuenta de que hay mucha gente que se identifica con la niña, como hijos de gente divorciada. Reconstruyen, por así decirlo, su experiencia familiar", completa en relación a la perspectiva que decide tomar en "Los hijos de otros".
La directora Rebecca Zlotowski, que estrena "Los hijos de otros"
La directora Rebecca Zlotowski, que estrena "Los hijos de otros"CARAMEL FILMSCARAMEL FILMS
Antes de presentar la película, Zlotowski también había afirmado que se trataba de un proyecto relacionado con el reloj vital moderno. Esa desaparición, por puros motivos biológicos, de la imposibilidad de ser madre que aceleraba todos los tiempos. "Como espectadora, muy pocas veces me he visto representada en el cine en ese aspecto, en el de querer o no querer ser madre. Siempre se muestran personajes que lo tienen muy claro, casi patológicamente, en una dirección u otra. Y en mi caso no es así, nunca lo he tenido claro", cuenta sincera la también guionista. Y así, su Rachel de la película es una mujer exitosa en su trabajo, pero que no acaba de sentirse realizada, cuando conoce a Ali, padre de una niña pequeña y recién divorciado. "Hay quien, incluso sintiendo su vida completa, se encuentran con esa duda. ¿Podré tener hijos? ¿Quiero? ¿O es demasiado tarde?", añade Zlotowski.
Con brío urbanita y fotografía de su habitual George Lechaptois ("Proxima"), la directora parisina consigue transmitir realmente en los silencios, en esa comedia voluntariosa que se escribe de cena en cena, de escena de cama en escena de cama. En definitiva, levantando en "Los hijos de otros" una película adulta en el más sesudo de los sentidos. Pero también en el más gráfico, naturalizando un desnudo masculino como pocas veces en el cine contemporáneo. "Si podemos decir que se trata de una película de mujeres, un retrato de la mujer moderna, la obligación pasaba por lo natural. Y también por la naturalidad de los desnudos. Igual que podíamos deconstruir la maternidad, podíamos deconstruir los cuerpos. Por eso me interesaba invertir los roles. Trasladar, desde esa tradición hasta pictórica del enaltecimiento del cuerpo femenino, hasta nuestros días, una pulsión distinta. Por eso la escena de Zem en la ducha, con ella disfrutando de la belleza, de lo que le hace sentir su cuerpo. Invirtiendo los roles tradicionales en el arte. ¿Por qué el cuerpo del hombre es cómico y el de la mujer es bello? De ahí también la escena de Efira desnuda, en el balcón, en una situación de comedia", completa la realizadora.
Dispuesta a deconstruir, pero no a revolucionar, Zlotowski también dialoga con la religión. Aquí la judía, pero cuya espiritualidad cree transportable, móvil: "Su inclusión no era una declaración política, ni mucho menos (...). Construirla como culturalmente judía pasaba por dos aspectos. Uno más técnico, en el sentido de mostrar cómo pasa un año en la vida de esta mujer, a través de los ritos, de septiembre a septiembre, como meses clave en nuestra religión. Si no tienes una familia propia, lo notas más todavía. Y luego, de manera menos consciente, creo que existe una dimensión religiosa de transmisión. ¿A quién le voy a pasar todo este conocimiento? ¿Cómo va a seguir viva nuestra cultura si no tengo hijos?", se despide Zlotowski.