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Ante el relevo en el Teatro de la Zarzuela

Daniel Bianco considera que se ha cumplido su ciclo y ha preferido iniciar una nueva etapa en su vida y carrera
 Daniel Bianco, director del Teatro de la Zarzuela
Daniel Bianco, director del Teatro de la ZarzuelaAlberto R RoldánLa Razón

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En septiembre de 2015 saltó la noticia del nombramiento de Daniel Bianco como nuevo responsable del Teatro de la Zarzuela. La entonces directora del Inaem, Montserrat Iglesias, dio a conocer que había sido seleccionado entre 26 candidaturas tras un proceso abierto y transparente que se inició el 6 de julio y finalizó el 2 de septiembre de aquel año. Como en todos los anteriores procesos de selección, las propuestas debían estar acompañadas de un proyecto integral de gestión para el Teatro de la Zarzuela, según establece el estatuto del TZ publicado el 5 marzo de 2011 en el BOE. A lo largo de aquel septiembre se sometieron la totalidad de los proyectos presentados a la valoración del Consejo Artístico de la Música.
La directora general del Inaem consideró el de Bianco como una propuesta que pretendía dar un importante impulso al teatro lírico español dentro y fuera de nuestro país. En palabras de Bianco entonces: «El proyecto va destinado a gestionar un teatro con vocación absoluta de contemporaneidad a partir de nuestras raíces culturales utilizando como base la larga trayectoria del Teatro de la Zarzuela, para hacer de este una casa reconocida por su excelencia artística y su estabilidad financiera. Hay que hacer de la Zarzuela la casa de todos, acercando el género a nuestro tiempo, contando con los mejores profesionales y apostando por artistas emergentes, combinar las tradiciones propias de la zarzuela con las aportaciones de renovación y puesta al día de sus títulos, haciendo asequible, comprensible y atractivo en el siglo XXI el género y sus muchas posibilidades. La zarzuela debe seducir a todas las franjas posibles de espectadores, ir al encuentro del público, y el público debe encontrar la zarzuela».
En 2020 se anunció que los cinco años iniciales serían prorrogados por otros tres que, por tanto, terminan este otoño. El actual director del Inaem, Joan Francesc Marco, le solicitó su continuidad, pero Bianco considera que se ha cumplido su ciclo y ha preferido iniciar una nueva etapa en su vida y carrera.
En su balance quedan el aumento de funciones en un 42%, una ocupación media del 93%, la duplicación del número de abonados o la rebaja de la edad media del público en 9 años. El teatro se ha convertido, con sus 42 nuevas producciones, en el centro de producción lírica más relevante del país. Se han recuperado del olvido 14 títulos, apostando al mismo tiempo por la nueva creación. Ahí quedan «La casa de Bernarda Alba» −Premio Ópera XXI a la Mejor Nueva Producción de Ópera de la Temporada 2018/2019–, «Tres sombreros de copa», «Los aspirantes», «Policías y ladrones», «Trato de favor» o, en estos días, «Yo te querré», realizada por el Proyecto Zarza, una creación de Bianco hecha por jóvenes y para jóvenes que ha contado con más de 50.000 espectadores. Y, en medio de estos ocho años, una pandemia y el intento de opa del Teatro Real.
Tras meses sin convocarse el correspondiente concurso, ha sido publicado este mismo mes dándose el exiguo plazo del día 8 hasta el 28 para presentación de candidaturas, que contrasta con la convocatoria de 2015 y que hace recordar todo lo acaecido cuando Paolo Pinamonti accedió al cargo en un polémico concurso en 2011. Esperemos que acierte el Inaem, porque quedan cosas por hacer. Si bien es cierto que la documentación de audio y video del teatro se ha logrado ordenar y pasar al Cdaem y que muchas de sus producciones se han emitido en directo vía «streaming» a través de Facebook, YouTube y su página web, también lo es que se ha de lograr un acuerdo para poder transmitir por televisión y redes sociales con mayor facilidad y, sobre todo, que se encuentre una fórmula administrativa que permita una gestión más dinámica y moderna, algo que precisan muchas unidades del Inaem, un instituto que, como dijo una vez Jesús Aguirre, de la OCNE, habría que disolver para volverlo a crear. Y no olvidemos, que, finalmente, el Teatro y el género de la Zarzuela sean declarados «Patrimonio inmaterial de la Humanidad» y siga siendo el Teatro el defensor de nuestro patrimonio musical y de sus artistas, tal y como rezan sus estatutos.