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Retrato en primera persona

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«Fue mucho más que la mujer de Juan Ramón Jiménez. Zenobia Camprubí ya era ella antes de conocerlo, tenía una identidad propia. Sin duda, una mujer magnífica que, afortunadamente, ya se conoce de otra manera», afirma Emilia Cortés, comisaria de la exposición «Zenobia Camprubí, en primera persona» que, con motivo del 60 aniversario de su muerte, se ha inaugurado en la sede de la UNED en Escuelas Pías de Madrid, donde estará hasta el 2 de noviembre, organizada por el Centro de Estudios Andaluces, la Fundación Zenobia-Juan Ramón Jiménez, la Junta de Andalucía y la Casa de Úbeda en Madrid. Junto a la Emilia Cortés asistieron, entre otros, Mercedes de Pablos, del Centro de Estudios Andaluces; Gustavo Cuéllar, presidente de la Fundación y alcalde de Moguer y Carmen Hernández Pinzón, sobrina-nieta y representante de los herederos del poeta.
Para Cortés, «es necesario reivindicar la figura de una mujer que tuvo una personalidad definida y, aunque Juan Ramón era una persona difícil, encajó muy bien con él porque lo quería muchísimo. No se adaptó, sino que compaginó su personalidad con la de su marido. Ella, que venía de una familia burguesa, era una persona muy preparada intelectual y literariamente. Había estudiado y leído mucho y hablaba varios idiomas. Cuando conoció a Juan Ramón no era una novata, ya llevaba un bagaje literario importante», afirma la comisaria. «Lo que pretende esta exposición, que llega a Madrid tras pasar por el Museo de la Autonomía de Andalucía, Moguer y Priego de Córdoba, es darla a conocer más allá de su papel de esposa del poeta, verla con luz propia, porque ella irradiaba luz, también hacia él», continúa. La muestra realiza un recorrido cronológico por su memoria y legado dividido en seis secciones que integran una selección de más de 200 piezas entre documentos y objetos personales, fotografías y publicaciones procedentes del archivo familiar, la Fundación Zenobia-Juan Ramón y el Archivo Histórico Nacional. Sus primeros viajes, su vida en Nueva York y Washington, su encuentro con Andalucía, la ebullición social y cultural de Madrid, donde tiene lugar su encuentro con Juan Ramón, el exilio del matrimonio a EE.UU al estallar la Guerra Civil y su acelerado periplo por diferentes destinos hasta recalar definitivamente en Puerto Rico.

Una mujer con idiomas

Había nacido en Malgrat del Mar, Barcelona, en 1887 y llegó a Madrid en 1910 después de haber sido educada en Norteamérica en gran parte. Como destaca la filóloga Emilia Cortés, «fue una mujer moderna, culta, independiente y emprendedora. Una adelantada a su época. Traductora –dominaba varios idiomas, escritora, editora y maestra– tuvo una vertiente cultural y social muy importante. Fue precursora de la artesanía popular y una de las primeras españolas con carnet de conducir. Muy comprometida, se involucró iniciativas solidarias y en la lucha por los derechos y libertades de la mujer. Todo esto parece escondido tras la fuerte sombra que proyectaba el poeta, que necesitaba ayuda constante y ella supo dársela. Supo llevarlo, lo entendió muy bien –afirma Cortés–. Él era una persona complicada, cerrada, que tendía a vivir aislado en soledad. Ella era más accesible, abierta y sociable. Su vitalismo, su sentido práctico de la vida y su fortaleza fueron fundamentales para él porque fue su eje, su sostén. Lo ayudó con su obra, se encargó de todos sus asuntos, protegió su vida creativa y lo sostuvo en sus crisis. Quizá el no haber tenido hijos los unió más». Y concluye la comisaria: «Gracias a exposiciones como ésta y la anterior, “Zenobia con luz propia”, se va haciendo justicia a una figura que, pese a vivir a la sombra de uno de los más grandes poetas, supo brillar por sí misma». Zenobia falleció en Puerto Rico el 28 de octubre de 1956, tres días después de la concesión del Nobel de Literatura a Juan Ramón Jiménez.

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