Retrato inacabado
«Falstaff», de Verdi. Voces: K. Manolov, J. A. López, D. Astorga, N. Heaston, N. Labourdette, V. Ombuena, V. Lanchas... Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Coro del Teatro de la Maestranza. Dir. musical: P. Halffter. Dir. de escena: M. Gandini. Sevilla, 22-II-2018.
«Falstaff» (1893) es como un delicado mecanismo de relojería en el que cada pieza ha de estar en su sitio y engranar con las demás. Para eso hace falta una batuta clara, precisa y refinada a la vez con el fin de marcar sin descanso el tempo-ritmo verdiano. En esta ocasión Halffter acertó a imponer casi siempre un tempo uniforme y a planificar con aceptable claridad el conglomerado de líneas. En general la orquesta sonó chispeante y, hasta cierto punto, transparente. Hubo muy buenos detalles, como el de acentuar pronunciadamente la vis cómica del dúo entre Falstaff y Ford. Muy bien la orquesta en el fulgurante comienzo del acto tercero. Aún así no se mantuvo en todo instante, especialmente en el final del acto segundo y en la fuga postrera, el férreo control, donde se amainó un tanto la velocidad. Una buena labor que se vio complementada por la digna prestación vocal, en la que descolló la Nannetta de Labourdette, fresca de timbre, homogéna, sutil para el filado. Bien, oscura y cálida, la Alice de Heaston; sólido, actuado, con metal de buena calidad, el Ford del barítono López. La voz de Manolov, que es de bajo-barítono, algo mate, poco caudalosa, no es la más adecuada. Prometedor el tenor Astorga, de timbre grato y fraseo lógico, pero aún bastante tierno. El resto, actuó sin mácula significativa. La puesta en escena, que proviene del Teatro japonés del Giglio Showa, es muy tradicional y acomodaticia, pero funciona hasta el tercer acto, con todo el escenario a la vista. Y discutibles algunos efectos, sobre todo, el del ridículo riachuelo en el que es arrojado el panzudo.