El retrato oculto de Antonio Machado en el Prado
La pinacoteca madrileña guarda una serie de tres pinturas machadianas
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En estos días Antonio Machado es citado mucho, aunque no por motivos literarios. Hablamos de un poeta leído y querido, cuya iconografía nos resulta muy familiar. A este respecto han ayudado mucho las fotografías que del autor tomó Alfonso Sánchez Portela, así como algunos de los retratos que le dedicaron artistas como Sorolla, Vázquez Díaz o su hermano José.
Existen tres cuadros machadianos con la firma de José que son, por desgracia, casi desconocidos para el gran público. Se encuentran en el Museo del Prado desde hace unos pocos años tras pasar por otras instituciones, pero no se encuentran a la vista de quienes se adentran en la gran pinacoteca madrileña. Son los retratos de los hermanos Antonio y Manuel Machado y su madre Ana Ruiz. Los realizó José Machado hacia 1940, ya en el exilio, y cuando Antonio y Ana Ruiz hacía algún tiempo que habían fallecido en Colliure, un pequeño pueblo francés cerca de la frontera, a donde llegaron como exiliados. José fue testigo de ese destierro al acompañarlos en esos días de agonía. Manuel, por su parte, quedó en la España franquista, pero pudo llegar hasta Colliure cuando supo del fallecimiento de Antonio, con quien había escrito varias y exitosas piezas teatrales.
Estos óleos fueron donados por Matea Monedero, viuda de José, y acabaron formando parte de los fondos del Museo Nacional de Arte Moderno en 1961, germen del que sería después el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, donde las obras permanecieron hasta 2016 para pasar al Prado, su actual casa.
En el caso del retrato de Antonio, su hermano José -que lo había dibujado en varias ocasiones, como fue ocurrió con el libro “La guerra” de 1937- lo evoca joven, muy cuidado en su aspecto que no tiene nada que ver con el “torpe aliño indumentario” del que hablaba el poeta en su célebre “Retrato”. Casi se puede fechar el momento de esa imagen porque Antonio tiene en su mano un ejemplar de uno de sus poemarios más famosos, “Soledades”, cuya primera edición vio la luz en 1903.
El de Manuel Machado tiene como referente una famosa fotografía donde lo vemos en toda su elegancia, algo que nunca abandonó. Pese al distanciamiento entre José y Manuel por la Guerra Civil y el exilio, el hermano pintor quiso recordarlo en una pieza en la que tras el poeta hay un andaluz campo de olivos.
El ciclo pictórico se cierra con la presencia de Ana Ruiz, la madre de los Machado, de mirada triste. Probablemente José tenía en la memoria los últimos momentos de aquella mujer que al llegar al exilio francés preguntaba si quedaba mucho para Sevilla. Ella está enterrada con su hijo Antonio en el cementerio de Colliure.