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Literatura

Rob Riemen: «Vamos directos a la destrucción de la civilización»

El filósofo, que en su último libro aboga por recuperar la humanización de las personas, asegura que las redes nos «devuelven a la caverna de Platón»

Rob Reimer, escritor.
Rob Reimer, escritor. Gonzalo Pérez

«La filosofía parte de las preguntas. Si dejas de hacerlas, desaparece la filosofía. La diferencia entre Sócrates y los filósofos que lo precedieron es que los anteriores querían entender la naturaleza mientras a él lo que le interesaba es qué nos sucede en sociedad. Lo que planteo es qué vida queremos y qué sociedad deseamos. Las dos cosas están conectadas».

Rob Riemen publica «El arte de ser humanos» (Taurus), una obra donde aborda un tema crucial en nuestro tiempo: la humanidad en la época digital. «El escritor Georges Bernanos dijo en 1944 que en la era de las máquinas, la vida se regirá por la lucha en busca de retornos, eficiencia y beneficios. Para él la civilización de las máquinas, carece de calidad. Solo tiene cantidad. Las cifras regirán el mundo y nunca se podrá defender la libertad, porque lo único que importará será el dinero. El hombre moderno será estéril y estará desprovisto de responsabilidades. La obediencia será la palabra mágica. En 1944, antes de la inteligencia artificial, ya había una conciencia de que las máquinas sustituirían la realidad por la realidad virtual, que no es real... todavía».

Riemen ha reunido en su trabajo cuatro ensayos cruciales para reivindicar la necesidad de formarnos como individuos en una época de despersonalizaciones. «Hemos abandonado la idea de ser humano», comenta. A continuación, afirma con pesimismo, pero con énfasis, que «queremos una inteligencia artificial que nos facilite la vida, pero y ¿nuestros valores intrínsecos? Nos comunicamos con el “selfie” y el narcisismo. Podría elegir otros aspectos en lugar de estar mirándonos».

¿Cómo se hace eso?

Se genera una vida con sentido a través del autoexamen y el autoconocimiento. Eso tiene que ver con reflexionar sobre nuestra propia alma. Tener conciencia de qué estoy haciendo con mi vida, quién soy y si la persona que eres es la que se ve en un «selfie». Este libro va sobre por qué no practicamos más en ser seres humanos.

Hay mucha mentira en la imagen que estamos proyectando a través de las redes.

Ahí empieza el adoctrinamiento. La mentira es propaganda. Es más fácil adorar el becerro de oro, porque la verdad es muy dura. La verdad viene asociada con un nivel de exigencia. Tienes que exigirte ser la persona que quieres ser. A una persona se le exige que crezca. Luego está eso del «influencer» y volverse un poco cosmético. Tenemos una naturaleza espiritual que hay que nutrir. La idea de Cicerón de que la cultura del alma humana es la base de la sabiduría filosófica lo aprendió de Sócrates. Necesitamos «paideía». Necesitamos entender las musas, las artes para ser mejores seres humanos. ¿Por qué leer a Cervantes o a Gabriel García Márquez? Porque ellos te confrontan con lo que eres. El mundo del entretenimiento es evasión. La esencia de la cultura es conflicto moral. Buscamos respuesta a las preguntas sobre cómo ser humanos.

Entramos de esta manera en la caverna de Platón.

Sí. Las redes sociales están creando la caverna actual. Estas teorías conspiratorias americanas que florecen vienen precisamente de ahí. Si quieres entender cómo los republicanos pensaron que a Trump le robaron las elecciones es porque viene de un algoritmo. Si seguimos los algoritmos, los algoritmos te llevan a la caverna de Platón. La única forma de salir de esa caverna es salir del algoritmo. Para eso puedes ir a una librería y comprar un libro. En lugar de visitar Facebook, ve a una cafetería, conoce personas y aprende de las personas de verdad, que son reales. Estos algoritmos son terribles. Y eso que todavía no estamos en la Rusia de Putin o en Arabia Saudí. Todavía podemos elegir y escaparnos.

La tecnología no es tan buena, entonces.

A veces, me parece absurdo que estemos tan orgullosos de nuestro proceso tecnológico. Hemos ido a la Luna. Tenemos internet. Impresionante. Pero las pinturas de Velázquez o la obra de Federico García Lorca son más impresionantes que ir hasta la Luna. Nuestro progreso se basa en el progreso del móvil, de internet, pero con esto se ha destruido nuestro poder de concentración y también la capacidad de nuestra memoria. Es bueno el progreso médico, por cómo estamos logrando curas, por ejemplo, para el cáncer, pero, por otro lado existe una tecnología que afecta a la salud mental. ¿Por qué existen tantos problemas mentales ahora en nuestra sociedad? ¿Por qué los jóvenes escapan hacia la cultura de las drogas? No todo progreso tecnológico supone una mejora.

Pues estamos bajo la influencia del desarrollo tecnológico.

Antes leíamos a autores como Orwell, Kafka, Thomas Mann... ellos eran nuestros «influencer». Queríamos leerlos. Luego salió la cultura de esta época y se abandonó esa cultura en favor de las grandes maravillas tecnológicas. En algún momento teníamos que habernos dado cuenta de lo que iba a suponer.

¿Y qué puede suponer?

La consecuencia es sencilla. Puede ser la guerra civil. Vamos directos a las destrucciones de nuestras civilizaciones, porque se nos ha olvidado lo que significan las palabras, lo que significa la universidad, la cultura. Si pudiésemos volver a inculcar la cultura y educar en «universitas», adquirir el conocimiento necesario para ser seres humanos y que la cultura fuera un concepto moral, podríamos encontrar el conocimiento necesario para recuperar la humanidad. Todavía tenemos una sociedad libre. La libertad debemos usarla con juicio.