Sandra Ibarra: "No dejo a Joaquín Sabina que fume en su casa"
Tras superar dos veces el cáncer, ha impulsado la primera unidad hospitalaria para supervivientes.
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Tras superar dos veces el cáncer, ha impulsado la primera unidad hospitalaria para supervivientes.
Es uno de los 1,6 millones de supervivientes del cáncer que hay en España. Lo superó dos veces, pero en el camino dejó aparcadas sus dos vocaciones, la de comunicadora y modelo. La adversidad le sirvió para darse cuenta de que «cada día de vida es un regalo». Del cáncer no se saca nada positivo, pero sí que proporciona esa entidad para que ni al mismísimo Joaquin Sabina, fumador empedernido, se le ocurra encenderse un pitillo en su presencia. Sandra Ibarra se ha convertido en una activista en la lucha contra el cáncer. Su compromiso se materializó hace más de diez años en una fundación que lleva su nombre. Su último logro ha sido convencer al sistema sanitario público para que incluya, de forma pionera, una unidad para los supervivientes. «Estoy levitando de la emoción», cuenta a LA RAZÓN por teléfono
–¿Qué balance haces de la fundación en este décimo aniversario?
–No nos imaginábamos que íbamos a llegar hasta aquí. Cuando me detectaron mi primer cáncer y años después, cuando decidí que la vida me había marcado este camino tras recuperarme de una segunda recaída, creamos la fundación y empezamos a hacer lo que tocaba en ese momento: desmitificar la enfermedad, hablar de prevención, estudiar las necesidades de los pacientes y convertirlas en objetivos y en programas. Nos pusimos manos a la obra y hoy podemos decir que hemos entregado más de un millón y medio de euros en becas, hemos hecho más de 500 acciones de divulgación y concienciación, hemos recibido más de 50 premios... Para este aniversario hemos hecho balance y, de verdad, que nos ha impresionado.
–Su proyectos estrella es la Escuela de Supervivientes. ¿En qué se va a concretar?
–Empezamos a detectar una necesidad, porque en el año 2020 habrá dos millones de supervivientes. Cuando un paciente supera un cáncer desaparece del sistema sanitario aunque arrastra muchas secuelas. De hecho, un 62% de los adultos que ha padecido un tumor desarrolla patologías crónicas, pero no hay médicos expertos para ellos. La sanidad no está preparada para acoger a este nuevo perfil de paciente ni la sociedad para acoger a este nuevo ciudadano, al que hay que integrar familiarmente y también en el mercado laboral, porque hay empresas que no contratan a personas con antecedentes de cáncer y otras muchas que pierden sus trabajos cuando son diagnosticados. Hay mucho que hacer todavía. La escuela va a impulsar un registro porque no hay, pero se ha ido más allá. Hemos lanzado una «app», La Escuela de Vida digital, para hacer una comunidad en la que los supervivientes puedan poner en común sus necesidades y donde se incluyan pautas.
–¿Qué falta en el sistema sanitario para integrarlos?
–Precisamente lo que voy a anunciar: pondremos en marcha la primera unidad de supervivientes en un hospital público español, que es de Fuenlabrada. Va a haber un lugar donde se les va a tratar sus problemas óseos, de infertilidad, donde se les pautará qué pueden comer o qué deportes deben practicar. Todo bajo el paraguas de profesionales. No hay fecha exacta de entrada en funcionamiento porque estamos generando el modelo, pero la idea es que en 2020 esté consolidado y se pueda extrapolar a otros hospitales y comunidades.
–¿Cómo cree que hubiera sido tu vida si el cáncer nunca hubiera aparecido?
–Soy del club de aceptar la adversidad como parte de la vida y, por eso, renuncié a estar pensando lo que podría haber sido. Soy lo que soy gracias a esto y creo que la adversidad potencia lo que eres y despierta cosas que tenemos dormidas y que salen cuando las necesitas. Es verdad que si no me hubiera pasado no me habría convertido en la persona que soy ahora: el grado de empatía, mis valores , mi seguridad... Mucha gente me dice que cómo le digo a Joaquín Sabina que no fume, pues yo se lo digo porque el haber pasado por la enfermedad te da esa fuerza para hacer ciertas cosas.
–Debe ser de las pocas personas que se atreve...
–Un día en su casa escuchando un disco con un grupo de gente me dijo: «¿Cómo puede ser que en mi propia casa me tenga que ir a otra habitación a fumar?» Pues sí, no le dejo, porque no es que me moleste es que directamente afecta a mi salud. Además, le advierto que está multiplicando por mil la probabilidad de tener cáncer.
–Cuando se supera, ¿se vive siempre con miedo?
–Hay tantas reacciones como personas. Existe una espada de Damocles que siempre está muy presente. Pero aprendes a gestionar la incertidumbre. Pero es que tú también la tienes, cualquiera. En la vida no sabemos qué va a pasar mañana, la cultura española no interioriza que cada día es un regalo, que todos somos supervivientes de la vida.