Señorías, pasen al baile
Durante nueve años, de 1841 a 1850, el Teatro Real fue sede del Congreso. Durante ese periodo se aprobaron leyes tan importantes como la de la creación de la Guardia Civil
Durante nueve años, de 1841 a 1850, el Teatro Real fue sede del Congreso.
Hasta el año 1850 las Cortes no tuvieron una sede estable. Conventos, teatros e iglesias, elegidos fundamentalmente por su acústica, se fueron alternando como lugares provisionales donde sus señorías debatían la política del momento. Allí era donde mejor se podían escuchar los discursos de los oradores. Es el 22 de junio de 1841 cuando el Congreso de los Diputados se traslada desde el entonces ruinoso convento del Espíritu Santo, donde se levantará el Palacio de las Cortes, al Salón de Baile del Teatro Real, que como su nombre indica estaba ornamentado tal y como un lugar destinado a ser sede de baile requería. Sus señorías no precisaban de tanto boato ni ornamento, sino de una mayor seriedad en la decoración de ahí que se prescindiera de espejos o bronces, quizá para dar una mayor solemnidad al lugar. Según narra el letrado y escritor Gaspar Gómez de la Serna en 1971 en “Las Cortes Españolas” el Salón de Baile tenía planta rectangular cerrada con alta bóveda, que se habilitó “apresuradamente para salón de sesiones, desde al primavera de 1841 permaneciendo como tal hasta 1850, año en que se concluyó, además del mismo Teatro de Oriente, el actual Palacio de las Cortes”.
Así explica el reacondicionamiento de la sede en un lugar más serio: “Poco se recuerda del acondicionamiento del Salón de Oriente, salvo que para reforzar la gravedad del lugar al principio se cubrieron con gasa los espejos y se colocó inicialmente la mesa del presidente en el testero correspondiente a la fachada de la Plaza de Isabel II”. No fue hasta 1843 cuando se mejoró de manera considerablemente tanto el aspecto del salón como el de las oficinas contiguas. La presidencia se colocó entonces en el testero norte del salón y se mejoraron las instalaciones y mobiliario para comodidad y trabajo de los señores diputados.
Nicolás Pérez-Serrano Jáuregui recogió muchos de estos pormenores en la monografía titulada “En un lugar de las Cortes... El Congreso: trashumancia, nomadismo y destierro hasta lograr sede fija en Madrid en 1850” donde repasa los diferentes emplazamientos de la institución y dedica un capítulo al Teatro de los Caños del Peral o de Oriente: “...Siendo la edificación mayor de la primera mitad del siglo XIX, el Teatro Real sirvió como Salón de Baile, cuartel de la Guardia Civil y espacio de reunión de los diputados. La gran cantidad de salas alrededor de la sala teatral así lo permitió, especialmente el salón circoagonal que mira a la Plaza de la Ópera y que sirvió hasta hace bien poco para los conciertos de los alumnos del Conservatorio...”.
Trece fueron los presidentes de la Cámara que ejercieron sus funciones, desde Agustín Argüelles hasta Luis Mayans, bajo el amparo de la Constitución de 1837 y 1845, que se elaboró en el Teatro de Oriente. Aunque las sesiones solemnes, como la jura de la Constitución de la reina Isabel II, en noviembre de 1843, se celebraraba en el palacio de Senado, durante esa casi década sus señorías debatieron y aprobaron en el Salón de Baile 54 leyes, entre ellas la creación oficial de la Guardia Civil, “un cuerpo especial de fuerza armada de Infantería y Caballería”, así como la Ley Electoral que regula la elección de disputados s Cortes para las elecciones celebradas el 6 de diciembre de 1846.
Será el 31 de octubre de 1850, con Isabel II como monarca, cuando se inaugure el nuevo palacio de la Carrera de San Jerónimo para la legislatura de 1850 a 1851. Poco tiempo después, el 19 de noviembre, se levantaría el telón del Teatro Real, haciendo coincidir la efeméride con el santo de la soberana Isabel II.