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«Si se restauran las fronteras, Europa volvería a 1914»

El catedrático Enrique Moradiellos gana el Premio Nacional de Historia de España por su «Historia mínima de la Guerra Civil española»
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El catedrático Enrique Moradiellos gana el Premio Nacional de Historia de España por su «Historia mínima de la Guerra Civil española».
Enrique Moradiellos ha reducido la contienda del 36 a 300 páginas. «Una tortura», reconoce él mismo riendo. Su manuscrito original sobrepasó las 600 y ya lo consideraba un logro. El resultado final le privó del regusto de una satisfacción total, pero que su labor era encomiable se ha encargado de subrayarlo ayer el jurado del Premio Nacional de Historia de España, que ha recaído sobre su «Historia mínima de la Guerra Civil» (Turner), un logro de síntesis. «Claro que se puede escribir con parcialidad sobre este conflicto. La historia siempre está escrita contra el maniqueísmo. Hay que tener buena fe, no se sectario y ceñirte a la documentación y el material historiográfico», subraya. Enrique Moradiellos es un historiador que defiende la objetividad con pasión, que habla de su profesión con fervor juvenil y que no evita el presente. «El problema ahora de Cataluña es que la sociedad se ha quedado fracturada por la mitad. Y esto es una crisis en España y también de Europa. Si se levantaran de nuevo las fronteras sería el final del proyecto europeo. Ya es muy complejo de manera la Europa de los 27, como para enfrentarnos a la de los 98, que no es viable. Si se restauraran las fronteras, Europa volvería a 1914, y no hay que olvidar que después de esa fecha hubo dos guerras. Si las repitiéramos, Europa quedaría en una situación similar a muchos países de África».
Fronteras absurdas
Para Moradiellos no existe ningún motivo para los independentismos en el momento actual. «Es absurdo levantar fronteras cuando cada vez la interdependencia de los países es mayor. La UE justamente representa compartir soberanía, entregar parte de la autoridad que antes pertenecían al estado. El camino inverso es un despropósito, es ir marcha atrás. No debemos olvidar que por las fronteras de Italia, alemania o Hungría murieron alrededor de 60 millones de personas. ¿Las discutimos de nuevo? Por todo lo anterior considero absurdo establecer un cambio de fronteras de manera unilateral, rompiendo el actual ordenamiento jurídico democrático». El historiador que augura momentos duros para el futuro, «sobre todo si se crean microestados porque no nos ponemos de acuerdo, la cosa pintaría muy mal», no duda en contestar a la pregunta de si en Cataluña ha habido una manipulación de la Historia: «Sí, la ha habido. Existe un adoctrinamiento y cuando se aprenden esas cosas, como que Cervantes escribió “El Quijote” en catalán, lo que aprende es doctrina. Eso no es conocimiento crítico, sino dogmático. Pero también ha habido grandes colegas catalanes que se han encargado de desmontar las falacias. Han hecho una crítica muy dura y todos debemos estar muy orgullosos de ellos. Igual sucedió con el País Vasco, que se encargaron de criticar los mitos y las falacias que se contaron».
Moradiellos considera que España aún «arrastra problemas de definición y de nacionalismos periféricos, pero al igual de los británicos, y tampoco Francia está libre. Pero es que dividir y fraccionar es fácil. Lo complicado es unir, encontrar un líder constructor, con inteligencia. Para ser destructor... solo hay que tirar de ciertos resortes». Para él, «la Guerra Civil es el origen de nuestro tiempo presente. No fueron solo tres años de barbarie, sino también una dictadura de 40 que siguió dividiendo el país entre vencedores y vencidos. Por eso tiene trascendencia hasta hoy». Aquel conflicto y su consecuencia, la dictadura, no obstante, nos ha dejado una herencia que no conviene dejar de lado: «Aquel baño de sangre vacunó a los españoles contra las ideas salvíficas. Hubo tanto dolor que los protagonistas, y los españoles, han decidido no volver a la violencia».

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