Si su padre levantase la cabeza...

Los teleñecos se desmadran, y no saben hasta qué punto. Pero, antes, conozcan al detective Phil Phillips, que como aquellos investigadores de los años 40, rumía su mala suerte, abusa de los cigarrillos y pasea su inherente pesimismo por un desvencijado despacho. Bienvenidos a Los Ángeles, donde humanos y títeres conviven como buenamente pueden, donde los niños son crueles con estas criaturas hasta, literalmente, sacarles los ojos, donde los adultos abusan igualmente de ellos. Los «peluches» son, en fin, ciudadanos de segunda clase por mucho que triunfen en televisión y otras profesiones, algo que enerva al protagonista. Que, por cierto, acaba de conocer a su nueva y ninfómana clienta. Una «femnme fatal» como Dios manda para esta especie de cinta de «thriller» o cine negro irreverente, gamberra y grosera. Con la que varias veces te ríes, no seamos hipócritas tampoco. El lío está servido, los crímenes se suceden, y, también, la retahíla de tacos, el humor de sal gruesa (esa película porno que ruedan una vaca y un pulpo; la policía que esnifa azúcar como si no hubiera un mañana; una brutal escena de sexo entre Phillips y la citada chica...) y los diálogos desmelenados («descosí a tu madre y me hice una parka»). Pobre Jim Henson, el padre de las criaturas: si estuviese vivo, se volvía a morir de nuevo no sin antes despedir a algún que otro guionista. Hasta a su hijo, nos tememos.

Muy en el fondo, bajo esa capa de humor irreverente, grosero y desmelenado, se esconde un curioso filme de cine negro

Por supuesto, no se trata de una cinta apta para todos los públicos, ni siquiera para buena parte del adulto...