Teatro

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«Sobre padres e hijos»: Idealismo y madurez, un complicado maridaje

«Sobre padres e hijos»: Idealismo y madurez, un complicado maridaje
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Autor: Iván Turguénev. Director: Juan Pastor. Intérpretes: José Maya, María Pastor, Margarita Lascoiti, Antonio Lafuente y Jorge Tejedor. Teatro Guindalera. Madrid. Hasta el 4 de junio.

Guindalera recupera su actividad puramente teatral con este montaje incluido en la presente edición de la muestra Surge, sobre la que, para algunos, es la mejor novela de Iván Turguénev. Como es habitual en las producciones de este espacio ya casi emblemático de la vida teatral madrileña, Juan Pastor se sitúa a la cabeza de una función que protagonizan sus incondicionales José Maya y María Pastor junto a la veterana Margarita Lascoiti y los más jóvenes Antonio Lafuente y Jorge Tejedor. Quizá lo más llamativo del proyecto a primera vista sea el riesgo que asume el director al trabajar con una versión que trata de conciliar la galanura literaria del gran autor ruso –muchos de los diálogos parecen haberse reproducido literalmente del original– con una actualización del contexto social en el que se desarrolla la historia. Afortunadamente, en líneas generales, el resultado no hace sino evidenciar aquello de que clásicos son esos autores que nos siguen hablando hoy de las preocupaciones y conflictos del ser humano con la misma fuerza y belleza que lo hicieron en el momento en que dieron a luz sus obras. Sin duda, en esta función con vocación de hablar del presente, el choque entre padres e hijos a la hora de entender la vida, fruto fundamentalmente del distinto lugar que ocupan en la línea de la existencia, sigue siendo en su esencia el mismo que el de hace ya un siglo y medio. Jorge y Antonio son dos jóvenes que regresan a su ambiente familiar –acomodado el del primero y más humilde el del segundo– después de una vida universitaria en la que sus sueños y proyectos han ido tomando forma. El idealismo de ambos, especialmente radical en el caso de Antonio, choca pronto con el escepticismo vital de otros personajes que han ido aprendiendo a valorar, por encima de todo, el equipaje de afectos que el paso del tiempo les hace arrastrar, y en el que pesa mucho más el roce compartido de una misma realidad que el posicionamiento político ante ella. Encarnando esa visión más moderada, afín en cierto modo a la del propio Turguénev, hay dos personajes maravillosos en la obra que son el del tío de Jorge y el de Ana, la amiga de la madre, que están interpretados de manera fantástica, respectivamente, por José Maya y María Pastor, quien además hace las veces de puntual narradora para ayudar al espectador a transitar por el puente que tiende el director entre el siglo XIX y el presente. Menos redondos, sin embargo, o más inclinados al estereotipo, están tratados otros personajes secundarios, como es el caso de los padres de Antonio en una función que se ve con mucho agrado y en la que se aprecia la sensibilidad que caracteriza los trabajos de Guindalera.

LO MEJOR

La actualización del conflicto mantiene intacto el espíritu del texto original

LOPEOR

El vestuario ideado para este montaje ayuda muy poco en la contextualización de la historia