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Historia

Sor Patrocinio: todo lo tuvo en contra, menos a Dios

El historiador Javier Paredes presenta una nueva biografía sobre la religiosa, un libro canónico llamado a ser referencia de estudio

Sor Patrocinio, aquí en una ilustración que data de finales del siglo XIX, fue una de las consejeras personales de Isabel II
Sor Patrocinio, aquí en una ilustración que data de finales del siglo XIX, fue una de las consejeras personales de Isabel IIED. SAN ROMÁN

Desde la primera biografía sobre Sor Patrocinio, «Vida admirable de la Sierva de Dios Madre Patrocinio», escrita por su secretaria, Sor María Isabel de Jesús, y publicada en 1925, todas las siguientes coincidieron en sostener que lo sobrenatural rigió su vida por completo. La que ahora se presenta, «Biografía de Sor Patrocinio (1811-1891)» (Editorial San Román), del catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Alcalá Javier Paredes, «no solo muestra que hechos sobrenaturales, prodigiosos y patentes para los demás, estuvieron presentes desde su nacimiento hasta el fin de su vida, sino que todos ellos pueden probarse histórica y documentalmente y, por tanto, tener certeza científica de su realidad», escribe el Catedrático de Metafísica Eudaldo Forment en el prólogo, donde aporta también un testimonio familiar en el que pidió la intercesión de Sor Patrocinio. Javier Paredes lleva toda su vida investigando en archivos de España, vaticanos y franciscanos, para que aflore la verdad sobre ella.

Así, desde hace más de cuarenta años –cuando realizaba su tesis doctoral– viene estudiando a esta mujer cuya vida transcurrió durante prácticamente todo el siglo XIX. Su labor de investigación histórica realizada con metodología científica y su búsqueda de fuentes directas le ha permitido profundizar, descubrir y comprender de manera muy exacta la verdad de lo que fue la vida de esta singular monja concepcionista y rebatir las burdas mentiras, calumnias y acusaciones vertidas sobre ella, que fue atacada y despreciada tanto en vida como después de su muerte.

Uno de los paños de Sor Patrocinio, la «monja de las llagas»
Uno de los paños de Sor Patrocinio, la «monja de las llagas»ED. SAN ROMÁN

[[H2:«La monja de las llagas»]]

Bautizada como María Josefa de los Dolores Anastasia de Quiroga Capopardo, pasaría a la historia como «La monja de las llagas» por los estigmas que presentó durante buena parte de su existencia. Sor Patrocinio nació en San Clemente (Cuenca) el 27 de mayo de 1811. En 1826, con 15 años, ingresó en el Convento de las Comendadoras de Santiago de Madrid en calidad de educanda. Tres años más tarde toma el hábito en el Convento del Caballero de Gracia. El 30 de julio de 1829, siendo todavía novicia, recibió la primera llaga en el costado izquierdo. Hace la profesión religiosa el 29 de enero de 1830, siendo su madrina en esta ceremonia la marquesa de Santa Cruz. El 19 de mayo fue estigmatizada también en los pies, en las manos y la cabeza. El 13 de agosto de 1831 se le apareció la Virgen María bajo la advocación «del Olvido, Triunfo y Misericordia», de la que la monja recibió una imagen que llevaría consigo el resto de su vida.

Fue desterrada en tres ocasiones y padeció dos exilios en Francia, sumando en total veinte años, es decir, un tercio de su vida como religiosa. Entre reformas y fundaciones puso en marcha 19 conventos de clausura y en todos ellos puso un colegio para niñas pobres. En 1845 la visitó la reina Isabel II en el convento de La Latina de Madrid, y ese fue el comienzo de una amistad que duraría toda la vida. Sor Patrocino es autora de textos de espiritualidad que fueron publicados a lo largo de su vida y tuvieron mucha difusión sobre la Novena a la Virgen del Olvido. Falleció el 27 de enero de 1891 en el convento de Guadalajara, que ella misma había fundado en 1867, y en una de las capillas laterales de la iglesia de este monasterio reposan sus restos mortales. En la actualidad está en marcha su proceso de beatificación.

Sor Patrocinio fue una mujer extraordinaria, pero, sin ella pretenderlo, fue también un personaje controvertido que despertó pasiones y odios a partes iguales. Había nacido en una familia especial, tuvo una infancia difícil con un padre que murió pronto y «una madre muy mala que intentó asesinarla dos veces y casarla con Salustiano Olózaga, con quien había pactado su matrimonio. Fue vilipendiada por mentirosa, acusada de milagrera y embaucadora y, protegida por la reina, de inmiscuirse en política y asuntos de Estado. Lo tenía todo en contra, menos a Dios», afirma Paredes.

El rescate del himno a la virgen del olvido

Javier Paredes, en su incansable labor investigadora como máximo especialista en la vida de Sor Patrocinio, ha desempolvado una joya musical que denota la labor promotora de la música de Isabel II y su amistad con la monja. Se trata del «Himno a la Santísima Virgen del Olvido», que compuso Antonio Mercé en acción de gracias por el natalicio del Príncipe de Asturias, futuro Alfonso XII, en 1857 y que fue interpretado al concluir su ceremonia de bautismo. Esta partitura será interpretada ahora con órgano y voces al finalizar el acto de presentación del libro este lunes 20 de noviembre en el Convento de las Concepcionistas Franciscanas de Madrid.

«Era muy guapa, con un trato y una conversación atractivos, una persona que llamaba la atención. Su rechazo a casarse con Olózaga, líder del Partido Progresista, para ser monja, fue la raíz de todos los problemas –asegura el profesor– porque éste nunca lo aceptó y, al no poder seducirla, inició toda una persecución contra ella. Se le acusaba de impostura, de haberse provocado las llagas y usar ese prestigio para apoyar la causa carlista. Tres médicos –pagados por Olózaga y Mendizábal– certificaron por escrito que se las habían curado, pero sigue habiendo testigos de ellas aunque no las exhiba. En 1835, el Gobierno de Mendizábal la sometía a un proceso judicial que resolvió en su contra y dictaba una sentencia condenatoria que la obligaba a sufrir el destierro de la Corte», explica, asimismo, Paredes.

Sin embargo, Sor Patrocinio siempre tuvo el apoyo de la reina Isabel II, de la que fue amiga y confidente, lo que, en opinión de Paredes, será «otro motivo para ser perseguida y echarle la culpa de todo». Para él, el dato más significativo es la declaración que hace la propia reina tres meses antes de morir en el proceso de beatificación. «Jura ante Dios que esta monja nunca le habló de política ni se metió en ella. Además –prosigue–, Isabel II declara que, no sólo nunca le enseñó las llagas, sino que ni siquiera hablaron de ellas, es decir, nunca hizo alarde, y eso es realmente sorprendente, porque los impostores suelen ser exhibicionistas y ella lo vivió con humildad y discreción». El libro de Javier Paredes, que contiene hasta 32 páginas de fotografías en color, aporta, en resumen, numerosas e importantes novedades sobre escritos anteriores, que lo convierten en la biografía más completa escrita sobre Sor Patrocinio y, por tanto, en una referencia canónica para cualquier estudio posterior.