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Steven Pinker: "Por cada persona que se cancela, miles más tienen miedo"

El profesor de Harvard recibe el premio Fronteras del Conocimiento de la Fundación BBVA
Steven Pinker: "Por cada persona que  se cancela, miles más tienen miedo"
Steven Pinker: "Por cada persona que se cancela, miles más tienen miedo"La Razón

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El psicólogo y profesor en Harvard Steven Pinker, uno de los grandes pensadores contemporáneos, defensor implacable de la razón, la ciencia y el humanismo, de la herencia de la ilustración, ha sido distinguido, junto a Peter Singer, con el Premio Fronteras del Conocimiento en Humanidades y Ciencias Sociales que concede la Fundación BBVA. El jurado destacaba sus logros en psicología cognitiva evolucionista, así como sus perspicaces análisis de las condiciones del progreso humano. Una defensa de la razón esta que, en un momento de auge de populismos identitarios y emocionalidad exacerbada, casi parece revolucionaria. Pinker ríe: «Espero que eso no sea revolucionario». Y añade: Ya desde los antiguos griegos hemos apreciado el valor de la razón. Todos están comprometidos con la razón cuando se trata de las propias opiniones. Pero lo que nosotros pensamos y las ideas que difundimos pueden estar equivocadas. Lo que tenemos que hacer es someterlas a los estándares que compartimos y los métodos para averiguarlo. ¿Qué está bien? ¿Qué está mal? ¿Qué es verdad? ¿Qué es falso? Esto puede ir en contra de nuestros sesgos, de nuestras falacias egoístas. Y puede resultar muy doloroso porque requiere admitir que puedes estar equivocado.
Ahora eso no parece muy habitual, con un ascenso de los populismos. ¿Le sorprende el cambio de paradigma?
Me sorprendió el ascenso de la irracionalidad de los populistas, con la elección de Trump y su asombrosa capacidad para mentir. El hecho de que estas mentiras no hayan sido cuestionadas entre sus propios partidarios. Pero también el dogmatismo y la represión intelectual de la izquierda académica, que ciertas ideas simplemente se criminalicen sin tratar de exponer qué es lo que está mal en ellas. Muchas personas han sido castigadas, censuradas y despedidas por expresar sus opiniones.
Hace poco usted mismo firmó, junto a otras personalidades, en defensa de Jordan B. Peterson.
Sí, efectivamente.
¿Está ahora mismo en peligro la libertad de expresión?
Oh, sí. Lo está, lo está. Y especialmente en los campus universitarios. Al menos en Estados Unidos. Pero también muchas otras asociaciones profesionales, y lo ocurrido con Peterson es un ejemplo perfecto. Yo estoy en desacuerdo con muchas de las posiciones de Peterson y estaría feliz de argumentar en contra, podríamos tener un debate algún día. Esa es la clave: la única forma de mostrar que sus ideas puedan estar equivocadas sería permitirle expresarlas, participar de un intercambio. Porque tal vez sean mis ideas las que estén equivocadas. Pero nadie lo va a saber a menos que tengamos esa discusión. Que la Asociación Psicológica de Ontario diga que no es capaz de ser psicoterapeuta debido a que sus opiniones van en contra de la ortodoxia académica es tremendamente destructivo.
¿Qué se puede hacer para defender la libertad de expresión?
Necesitamos salvaguardar instituciones que la protejan. La Primera Enmienda de la constitución estadounidense dice que el gobierno no puede restringir la libertad de expresión. El periodismo, la academia, el gobierno, las agencias gubernamentales... deben tener principios, declaraciones de prácticas de obligado cumplimiento. Pero en segundo lugar, junto con las reglas y las leyes, las personas tienen que defender el derecho, aunque no defiendan la idea expresada. Creo que incluso las ideas peligrosas deben ser también expresadas. El principio subyacente es que ninguno de nosotros es infalible, nadie es omnisciente. El único método para acercamos a la verdad es exponiendo ideas y evaluándolas. Si censuramos ciertas ideas estamos garantizando el error.
Aún así hay quien considera que hablar de cancelaciones es exagerado, que son casos aislados.
No, no. Realmente está sucediendo. Hay varias organizaciones que rastrean el número de personas que son despedidas o castigadas por expresar sus opiniones. Son cientos. Y no solo en la academia. Las personas son despedidas de sus trabajos en empresas privadas por hacer una broma o expresar una opinión. Es un problema generalizado y existe la expectativa de castigo bajo la que viven muchas personas que se callarán para evitar que les suceda a ellos. Por cada persona que se cancela puede haber miles de personas que tienen miedo a expresar sus opiniones.
¿Qué responsabilidad tendríamos entonces los medios?
Tradicionalmente, los medios han sido durante mucho tiempo los defensores más enérgicos de la libertad de expresión. Por eso es preocupante que haya ciertas tendencias, al menos en el periodismo estadounidense, donde son precisamente los periodistas los que están equiparando el discurso que no les gusta con la violencia, y los que han tratado de despedir a editores y escritores por expresar sus opiniones. Me resulta irónico que un periodista pueda actuar de esta manera.
¿Sería deseable recuperar las ideas de la ilustración?
Sí. Muchas de nuestras instituciones ya están comprometidas con ellos: las instituciones científicas, la democracia liberal, los hospitales, las instituciones de investigación, organizaciones como la Unión Europea, las Naciones Unidas. Creo que la razón por la que no soy cínico ni estoy deprimido por estas amenazas a los valores de la Ilustración es que estos tienen algunas ventajas incorporadas. Una de ellas es que nuestra mejor forma de entender la realidad, que es la ciencia y la razón y la realidad, no desaparece cuando dejas de creer en ella. Puedes tener mitos, supersticiones y dogmas, pero la realidad se impondrá a la larga.

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