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Suñol, aquí está el «martir del Barça»

Un equipo de la Universidad de Barcelona, con la colaboración de los técnicos que buscaron a Cervantes, están a punto de identificar los restos del líder catalanista asesinado en Guadarrama en 1936. Es el fin de un enigma.
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  • Víctor Fernández está en LA RAZÓN desde que publicó su primer artículo en diciembre de 1999. Periodista cultural y otras cosas en forma de libro, como comisario de exposiciones o editor de Lorca, Dalí, Pla, Machado o Hernández.

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Un equipo de la Universidad de Barcelona, con la colaboración de los técnicos que buscaron a Cervantes, están a punto de identificar los restos del líder catalanista asesinado en Guadarrama en 1936. Es el fin de un enigma.
El 6 de agosto de 1936, hacia las seis de la tarde, un automóvil con matrícula militar ARM-2939 y con un banderín catalán equivocó su destino e ingresa en las líneas en manos de las fuerzas sublevadas contra la Segunda República. Entre los cuatro ocupantes está una de las más destacadas figuras de la vida política, social y deportiva de Cataluña. Es Josep Suñol i Garriga, un convencido catalanista, representante de Esquerra Republicana en el Congreso de los Diputado, íntimo amigo de Lluís Companys, editor de «La Rambla» y presidente del F. C. Barcelona.
El piquete que detiene ese coche se da cuenta muy pronto de que los viajeros son enemigos y son detenidos en el acto. Poco después, sin mediar juicio previo, los cuatro hombres son asesinados y sus cuerpos arrojados a una fosa en la madrileña sierra del Guadarrama. No parece que los asesinos tuvieran muy claro quién era la víctima principal de aquella ejecución. Pocos días después se irían conociendo detalles sobre Suñol y empezaría también el goteo en los medios republicanos de informaciones sobre aquella matanza, gracias sobre todo a lo que sabían algunos de los evadidos que se habían pasado al otro frente.
Nace en ese mismo momento, cuando cae el cuerpo de Suñol asesinado por las balas, el mito del otro presidente catalán asesinado, perdiéndose su rastro para siempre, dando pie a las más diversas especulaciones sobre el lugar en el que debería reposar el cuerpo sin vida del político y empresario catalán... ¿Hasta ahora?
Puede que el enigma esté a punto de aclararse de una vez por todas, acabando con décadas de especulación sobre el destino final del que fuera presidente del Barça. Según ha podido saber este diario de fuentes cercanas a la Universidad de Barcelona, un equipo de esta institución trabaja en estos días en la localización de la tumba de Suñol y en la identificación de esos restos. No están solos en este cometido porque también cuenta con la colaboración de los mismos profesionales que recientemente trabajaron en el hallazgo de los restos de Miguel de Cervantes en el convento de las Trinitarias de Madrid.
Estas mismas fuentes señalan que estas labores se están llevando a cabo a pocos metros del kilómetro 52 de la carretera de Madrid a La Coruña, no muy lejos del punto en el que fue interceptado el automóvil en el que viajaba Suñol y sus otros compañeros de desdicha.
La búsqueda de 2009
La zona en la que está trabajando los técnicos es la misma en la que se hicieron algunos trabajos en 2009, en aquella ocasión una iniciativa de la revista «Sàpiens» que contaba con el respaldo del entonces presidente del F.C. Barcelona, Joan Laporta. Sin embargo, la familia Suñol se negó a apoyar aquella búsqueda, especialmente molestos por la probable utilización política. Ahora las cosas han cambiado y, por lo que ha podido saber este diario, los herederos del mandatario barcelonista asesinado sí han dado con la localización de los restos. Sin embargo, se ha querido en todo momento evitar la publicidad y las investigaciones se están ejecutando con el mayor de los secretos. En este sentido, las fuentes cercanas a la Universidad de Barcelona confirman las labores y el hallazgo, pero prefieren por ahora no profundizar sobre los resultados. Pero sí, Josep Suñol es el principal objetivo de los técnicos que remueven la tierra en la Sierra del Guadarrama.
Suñol, como se ha apuntado, no estaba solo en el coche que se introdujo en las líneas enemigas. Con él viajaban el periodista y redactor de «La Rambla», Pere Ventura i Virgili; un teniente de milicias y un chófer apellidado Quintanilla, de quien se ha llegado a decir que desvió expresamente el vehículo de su destino, traicionando a Suñol y sus compañeros. La fosa debería incluir, por tanto, esos cuerpos y para su identificación será esencial realizar las pruebas de ADN.
El estado de los restos
Otro tema es el del estado de esos restos. Desde luego no será el mejor y no únicamente por el tiempo transcurrido desde el crimen. La fosa también quedó en un terreno difícil, entre los dos frentes enfrentados durante la Guerra Civil. Existe, asimismo, el rumor de que los cuerpos de las víctimas fueran camuflados cuando se construyó el cercano hospital. Una mitología que puede quedar resuelta para siempre.
El otro misterio es qué pasará con los restos. En su momento, en 2009, cuando parecía inminente su descubrimiento y su identificación, Laporta quería que pudieran ser trasladados a Barcelona, probablemente para ser inhumados en el cementerio de Les Corts, muy cerca del Camp Nou y donde reposan algunos jugadores y directivos de la institución deportiva. Pero sería ahora la familia Suñol la encargada de apuntar el destino definitivo del político y empresario asesinado.
Se da el caso que la búsqueda tiene lugar un año después de que el F.C. Barcelona conmemorara el 80 aniversario del trágico final de su presidente. Durante la celebración del denominado Año Suñol, el Barça llevó a cabo no pocas actividades para rescatar a una figura que durante décadas quedó en el olvido. Y es que el personaje era incómodo para muchos: para unos por ser un hombre rico, para otros por ser de izquierdas. «Es una de las figuras más importantes de la historia del Barça. Como barcelonistas, estábamos en deuda con este reconocimiento», aseguró en su momento el presidente Josep Maria Bartomeu durante la presentación del Año Suñol. El Barça presentó durante la celebración un documental sobre la figura del dirigente, además de dedicarle un espacio permanente en el museo del club y dar su nombre al palco presidencial del estadio.
Ironías del destino, Suñol fue asesinado a no muy pocos kilómetros del Valle de los Caídos. En 1996, el Ayuntamiento de Gaudarrama, haciéndose eco de una propuesta de la a Associació Amics de Josep Sunyol, permitió la colocación de una placa con el nombre del dirigente, acompañado de su fecha de su nacimiento y la de su asesinato. La lápida, que todavía hoy puede ser visitada, fue ubicada en un parque público, en un acto que contó con la presencia del entonces presidente del Parlament de Cataluña, Joan Reventós, pariente del mismísimo Suñol.
Sin embargo, ese mármol –sufragado por el F. C. Barcelona– no se colocó en el sitio exacto en el que se está llevando las investigaciones de los equipos de la Universidad de Barcelona, aunque es en una zona cercana.
Los asesinos no se preocuparon en indicar dónde enterraron a los muertos. Para ellos, Suñol y sus compañeros pasaban a ser otros desaparecidos más. En este sentido, la noticia del crimen tardó casi una semana en llegar a Barcelona, aunque la confirmación de aquellas ejecuciones tardaría mucho más en hacerse evidente.
Tampoco está claro que los cuatro ocupantes del vehículo perdido en Guadarrama perecieran ese día. El 15 de agosto de 1936, cuando ya había pasado algo más de una semana del suceso, «El Mercantil Valenciano» recogía una de las primeras investigaciones del suceso, una noticia que reproducirían varios medios. Allí se indicaba con varias imprecisiones que «los prisioneros fueron juzgados en procedimiento sumarísimo y ejecutados en pleno campo. Sus cadáveres, por noticias recibidas de elementos de absoluta confianza de las fuerzas leales, aparecieron junto a la cuneta y en el kilómetro 52 de la carretera del Guaderrama. Pero ahora resulta que los cadáveres hallados han sido tres, y los ocupantes del coche eran cuatro: el Sr. Sunyol, el secretario del director general de Obras públicas, un teniente de milicias y el chófer aludido anteriormente. Resulta, pues, algo incomprensible el suceso, que no está del todo esclarecido».
En los próximos días las preguntas de esa información, publicada hace 80 años, tendrán por fin respuesta y, finalmente también, se podrá saber qué ocurrió con Josep Suñol i Garriga. Será el final del misterio de su paradero.

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