Orfeo, contra el sueño americano
El Canal y el Real, de la mano de Rafael R. Villalobos y Jordi Francés, recuperan la obra de Jean Cocteau pasada por el tamiz de Philip Glass
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El público general puede conocer al músico Philip Glass por la banda sonora de la película El show de Truman (1998), melodía que, por cierto, le hizo levantar un Globo de Oro; o por el libreto de La Bella y la Bestia (1994), entre otras. Sin embargo, no toda su obra se movió por esos cauces. En sus inicios, la incomprensión de sus partituras entre el público y la crítica era la norma general, a lo que había que sumar la larga duración de las mismas; el compositor hasta bromeó con ello: «Invito a cenar al que se quede hasta el final», retaba. Pues es precisamente esa pátina de sopor de la que huyen ahora Rafael R. Villalobos (director de escena) y Jordi Francés (música) con la pieza de Glass que llega a Madrid de la mano del Canal y del Teatro Real, Orphée, la ópera de cámara en dos actos basada en la película homónima de Jean Cocteau (1950) que se podrá ver por primera vez en España.
Aunque no está tan claro ese sobrenombre de «de cámara»: «No se trata ni una ópera convencional ni de cámara, es demasiado grande para ello», puntualiza Joan Matabosch, director artístico del Real, antes de que Villalobos le responda: «Pero sí recrea las escenas íntimas y domésticas» de esos montajes más reducidos. De una forma u otra, la Sala Roja –que no es precisamente el mejor de los sitios para recrear dicho ambiente de confianza– de los Teatros del Canal se llena con 31 músicos, ampliando así el conjunto de la melodía original.
Si Philip Glass cambió el París de los años 50 de Cocteau por el Nueva York de los 90, esta propuesta nos acerca la historia al hoy. «Sentí la losa de la película de una manera aplastante porque me había marcado en la adolescencia... hasta que me centré en la partitura. Cada puesta en escena debe ser un reflejo del público que va a verla», explica Villalobos.
La muerte del artista
Así se compone un Orphée que «poco tiene que ver con el de Cocteau. El protagonista no es tan heroico», prosigue el director, pero que, por supuesto, sigue centrado en el mito de Orfeo que se cuenta a través de un artista: la faceta poética y la muerte como tal. «Nos preguntamos quién es este hombre y por qué tiene miedo de las nuevas generaciones que pueden acabar con su dinámica. Se le presenta el liberalismo más despiadado en busca de la fama y, como pérdida de la esencia, su muerte. Si en tanto artista te dejas llevar por el mercado y las tendencias pierdes finalmente el foco. Veo esta obra como el lado oscuro del sueño americano», cuenta de una función en la que «el tiempo se vuelve líquido, los planos se superponen y en la que se mezclan pasado, presente y futuro. No sabemos si lo que vemos es real, una invención, una posverdad, una pesadilla...».
Por su parte, Francés destaca que el montaje muestra la parte «menos minimalista» de Glass y que se ha acercado a la obra «con un pensamiento barroco» para huir de la sencillez de la partitura: «Al transmitir poca información, entendemos que nos da libertad», confiesa de una pieza que cuenta con Edward Nelson y Alejandro Sánchez en el papel protagonista. un reparto doble que cuenta además con las sopranos Sylvia Schwartz y Natalia Labourdette, como Eurídice; las sopranos María Rey-Joy e Isabella Gaudí, como la princesa; y los tenores Mikeldi Atxalandabaso e Igor Peral, como Heurtebise.
- Dónde: Teatros del Canal (Sala Roja), Madrid. Cuándo: del 21 al 25 de septiembre. Cuánto: desde 9 euros.