Celebrar el teatro, la vida y los años
Luis Luque se apoya en Álvaro Lizarrondo para homenajear y rescatar a seis actores de más de 70 años a través de sus vidas y de la historia de la cultura de España, también protagonizada por ellos desde hace décadas
Creada:
Última actualización:
Las vidas de seis actores veteranos dan para mucho. Seis historias individuales, dentro y fuera del escenario, con suficiente calado para ser la única excusa de Celebración. Así lo imaginó Luis Luque y, con la ayuda de Álvaro Lizarrondo, lo ha llevado a cabo en esta pieza que ocupara el Matadero madrileño hasta el próximo 23 de octubre. Se pasa de esta manera el director adjunto del Español a un formato que nunca había trabajado, el del documental: «Los códigos del teatro Verbatim [narraciones que parten de testimonios reales a los que el actor presta cuerpo y voz para traerlas a la presencia de un público en una sala teatral] eran perfectos para crear un espectáculo sobre la generación de actores y actrices mayores de setenta años», explica Luque.
Se vale así de la «pasión» de este elenco (formado por Ana Marzoa, Guillermo Montesinos, Amparo Pamplona, Paco Racionero, Juan Ribó y María Luisa San José) para sacar a relucir el «patrimonio cultural que encierra cada una y cada uno de ellos, un capital que el público de Madrid debe y tiene que seguir disfrutando. La sabiduría de toda la experiencia acumulada sobre los escenarios es nuestra herencia más preciada y como tal debemos cuidarla y mantenerla. Somos responsables de ennoblecer el legado que, silenciosamente –continúa el director–, encierran nuestros actores mayores. La vejez no puede ser el tiempo del olvido y el abandono y sí el tiempo del respeto y de la oportunidad (...) Es un capital muy importante que hay que rescatar».
Una función en la que los intérpretes contarán sus propias vivencias en el mundo del teatro, el cine y la televisión y, por extensión, de sus vidas. Los testimonios de todos ellos, junto con piezas audiovisuales, crearán «un mapa vivencial y emocional» que ayudará a conocer la importancia de su trabajo «para que hoy podamos honrar lo que somos gracias al esfuerzo de una generación que ha sido imprescindible en la historia de la cultura en España», destacan de un proceso que se inició hace un año a través de tres talleres con entrevistas individuales, diálogos por parejas y reuniones con todo el grupo: «Durante las primeras jornadas les bombardeamos con una batería de preguntas y dejamos que ellos volaran a través de sus recuerdos», comentan los autores.
En los encuentros por parejas surgieron puntos en común y discusiones sobre acontecimientos y anécdotas vividas, y en las grupales los cómicos «jugaron», explican: «Se analizó todo el material y se seleccionaron las partes que mejor mostraban el trabajo de estos profesionales. Son los hacedores de nuestros recuerdos dramáticos y nos han permitido conocer algo más de sus vidas y de su manera de entender el oficio».
Para María Luisa San José, el montaje «será una sorpresa porque lo que vamos a contar no es ficción», sino pasajes «sin dulcificar» de sus existencias. Recorrido por el pasado y por el presente «en el que lo interesante sarán las cosas que hemos vivido y en el futuro tendrán tanta presencia como en el pasado», añade una «melancólica», dice, Marzoa.
Lizarrondo es culpable de esa dramaturgia escrita a cuatro manos y centrada en «buscar, recibir y analizar toda la información sobre sus carreras». En total, más de trescientos años de experiencia conjunta, más de cincuenta por barba, que han necesitado «muchas horas» de encuentros y grabaciones «para descubrirlos profundamente y terminar admirando a personas que ama su oficio», cuenta sobre esta «gente valiente que arriesgó mucho en su época», principalmente ante la censura.
Ganas de jugar
Entre los valores que se mantienen dentro del reparto, el dramaturgo señala dos: la ilusión y las ganas de jugar. «Todo lo demás es dispar», subraya, la evolución de sus caminos, sus puntos de vista sobre determinados acontecimientos, lo que esperan del futuro, cómo ven el pasado... Celebración es un homenaje, una fiesta escénica en la que ellos son los protagonistas de sus propias experiencias y opiniones. «Ahora ya tienen un espacio, luces y público para que, desde el escenario, el lugar desde el que tantas veces nos han hecho reír, llorar, ilusionarnos, soñar y volar, nos sigan deleitando con su arte», añade Lizarrondo.
Varios de ellos se reencuentran ahora después de muchos años, como Ribó y Marzoa, compañeros durante los 80 en El castigo sin venganza; otros cambian de registro por completo, como Racionero: «Estoy deformado porque casi toda mi vida la dediqué a la comedia, los infantiles o el cabaré, y ahora este señor [por Luque] me está poniendo trabas», ríe el actor; pero, sobre todo, es un acto de vida. «La parte final no habla de teatro, solo de hacerse mayor», defiende el director de una pieza que, como dice Natalia Menéndez, directora del Español, «va a pellizcar el alma».
- Dónde: Naves del Español en Matadero, Madrid. Cuándo: hasta el 23 de octubre. Cuánto: 20 euros.