Ópera

«Aida» o la pirámide que mueve el mundo

La popular ópera de Verdi abre la temporada del Teatro Real con presencia de los Reyes de España y un despliegue de primeras figuras mundiales dirigidas por Hugo de Ana y Nicola Luisotti

Aida
Aidajavier del realTeatro Real

Cuando aún resuenan los ecos del coro de los esclavos de “Nabucco” de Giuseppe Verdi como cierre de la temporada pasada, el Teatro Real reinicia el nuevo curso –si exceptuamos el “Orphée”, de Philip Glass en el Canal- con “Aida”, otra obra icónica del compositor italiano, una vez acabadas las obras de la caja escénica en el coliseo madrileño después de 25 años de vida. Un espectáculo estrenado en 1998 por el director de escena y escenógrafo Hugo de Ana, que él mismo repensó y rehízo en 2018 y que ahora vuelve modificado. “Para el Teatro Real es un privilegio poder tener una producción propia como esta Aida”, afirma Joan Matabosch. “Es una anomalía que lleve 20 años sin representarse porque los principales teatros lo hacen prácticamente cada año y hay que normalizarla en nuestro repertorio. Debíamos unas cuantas, así que vamos a hacer una fiesta de auto-homenaje con nada menos que 20 funciones”, dice el director artístico del Real. La función inaugural de la temporada, el 24 de octubre, estará presidida por sus majestades los Reyes, aunque habrá un Preestreno Joven para menores de 36 años el día 21. La orquesta estará dirigida en el foso por Nicola Luisotti (13 funciones), Diego García Rodríguez (7) y Daniel Oren (1), con tres repartos llenos de primeras figuras como Anna Netrebko, el tenor Piotr Beczala, el barítono Carlos Álvarez, la soprano Krassimira Stoyanova o la mezzo Jamie Barton.

Despliegue escénico

Verdi compuso “Aida” por encargo del jedive egipcio para los fastos de la inauguración del Canal de Suez en1869, aunque no estuvo terminada para esa fecha y su estreno sería en el Teatro de la Ópera del Cairo un año más tarde, el 24 de diciembre de 1871. Dos meses después lo hizo en la Scala de Milán y el 12 de diciembre de 1874 en el Teatro Real. Con libreto de Antonio Ghislanzoni, basado en un guion de Auguste Mariette y Camille du Locle. “Aida” es una obra tardía del autor que, sexagenario y con 25 óperas en su haber, era una leyenda viva y pensaba que no iba a escribir más, pero a pesar de resistirse en principio, accedió, y el resultado fue grandioso, una pieza con un gran despliegue escénico. Aunque su trama acontece en el Egipto antiguo, en realidad, “Aida” es una gran historia de amor sobre un trasfondo de conflicto militar, religioso, social y político, donde afloran los grandes temas verdianos recurrentes, la prepotencia de los dictadores, la humillación de los oprimidos, los sentimientos paterno-filiales, celos, amores prohibidos, la traición, la soledad, la muerte…

Nicola Luisotti, profundo conocedor de la obra verdiana destaca que “lo importante de “Aida” es que sus temas son muy apropiados para hoy, parece hablar de nosotros. Su música es extraordinaria, íntima, porque su parte central no es el triunfo, sino la intimidad entre los personajes. Se nota que es la ópera de un hombre maduro que conoce muy bien el teatro, la orquestación –que aumenta- y el dominio de la escritura vocal -que privilegia los dúos y el coro en detrimento de las arias- refleja bien su veteranía”. Al final, resume, “asistimos a una especie de historia antigua de Romeo y Julieta, porque lo que realmente importa es el amor entre Radamés y Aida, que como en los amantes de Verona, ella va a morir por él por amor”.

«Aida» o la pirámide que mueve el mundo
«Aida» o la pirámide que mueve el mundoJavier del Real

Hugo de Ana, explica cómo ha madurado esta producción. “Igual que lo ha hecho el Teatro Real o lo hace una persona después de 25 años. No solo se ha renovado el suelo del escenario, también la tecnología y el uso de proyecciones que nos ha ayudado a remozarla y reactualizarla porque el teatro es un hecho vivo que cambia cada día, pero lo que queda al final es la música de Verdi que -asegura- es lo más importante, respetar siempre la esencia musical y dramática del espectáculo”. De Ana ha optado por una producción de fuerte poder simbólico, dominada por una colosal pirámide que sugiere la magnificencia del poder político y religioso, además del triángulo amoroso formado por Aida, Radamés y Amneris que vertebra el drama. “Considero que lo más importante es la interrelación de los personajes principales, que yo llamo sociales, que son el pueblo, representado por Amonasro, el poder religioso de Ramfis y el político del faraón. Ese concepto es importantísimo porque está en todas las óperas de Verdi –señala-. Pero ese triángulo piramidal es mutable, en ninguna de las escenas uno de los personajes está siempre en el vértice, sino que fluctúa y tal vez lo interesante es cómo se puede ahondar en su psicología en cada acto. Verdi estudia la evolución que puede tener cada uno y yo afirmaría que ésta es una de las obras en donde más evidentemente encontramos ese trabajo de evolución psicológica de los personajes”, asegura.

Los tres repartos que alternarán en los papeles protagonistas son:
Aida: Krassimira Stoyanova/Anna Netrebko/Roberta Mategna.
Radamés: Piotr Beczala/Yusif Eyvazov/Jorge de León.
Amneris: Jamie Barton/Sonia Ganassi / Ketevan Kemoklidze.
El Rey: Deyan Vatchkov / David Sánchez.
Ramfis: Alexander Vinogradov/Jongmin Park/Simón Orfila.
Amonasro: Carlos Álvarez/Artur Ruciński/Gevorg Hakobyan.
La sacerdotisa: Jacquelina Livieri/Marta Bauzá.
Un mensajero: Fabián Lara. Orquesta Titular del Teatro Real (O. S. de Madrid).
Coro del Teatro Real (Coro Intermezzo. Dirección: Andrés Máspero)