Crítica de teatro

“La cordura loca de Lady Macbeth”: Shakespeare en modo expresionista ★★★☆☆

Irina Kouberskaya firma y dirige un monólogo que toma como protagonista al personaje del Bardo

Beatriz Argüello se enfrenta sola a esta nueva versión de un texto de Shakespeare
Beatriz Argüello se enfrenta sola a esta nueva versión de un texto de ShakespeareLaura Torrada
Directora y adaptadora: Irina Kouberskaya, a partir de la obra Macbeth de Shakespere. Intérprete: Beatriz Argüello. Sala Tribueñe, Madrid. Hasta el 31 de diciembre.

Arriesgado y meritorio nuevo proyecto de la directora Irina Kouberskaya en su base habitual de operaciones, la madrileña Sala Tribueñe. Se trata de un monólogo que toma como protagonista a la shakesperiana Lady Macbeth aislándola en su propia percepción de la trama que el Bardo ideó para ella, y para el resto de personajes, en su conocida tragedia. Lo curioso de esta propuesta es que, para justificar dramáticamente al personaje, Kouberskaya no ha querido tanto hacer un análisis lógico y razonado de sus actos como permitir que el espectador pueda “espiar” la complejidad de una psique atormentada por su pasado y por el destino, que cede a sus impulsos más primarios e inmorales en la búsqueda de una felicidad que le ha sido siempre esquiva. Lo importante de La cordura loca de Lady Macbeth no es el desarrollo argumental, sino las estampas expresionistas que la trama pueda ofrecer de la protagonista.

Por su atípica naturaleza, la obra necesita, para que el resultado sea óptimo, una actriz capaz de reflejar todo un mosaico de estados de conciencia, no por alterados menos sólidos y convincentes, dentro de un mundo propio en el que la realidad, los deseos y la memoria se confunden como en un sueño inextricable. Y, desde luego, no ha podido hacer mejor elección la directora: pocas intérpretes en el panorama teatral podrían lograr, como hace aquí Beatriz Argüello, que el espectador se aventure con ella, durante cerca de hora y media, en todo ese confuso y onírico laberinto que ha de recorrer el personaje.

Argüello, que viene de hacer un soberbio trabajo en una gran producción del Teatro Español como es Queen Lear, se amolda ahora sin problemas a la naturaleza, tan distinta, de este modesto montaje eficazmente dirigido por Kouberskaya en el que la actriz vuelve a dar una clase magistral −y son ya unas cuantas a lo largo de su carrera− con el manejo de la voz, el movimiento, el ritmo y la emoción, saltando con una apabullante seguridad por los distintos estadios psicológicos que transita la protagonista.

Es muy probable que aquellos menos versados en Shakespeare y en Macbeth se enteren de bien poquito; pero tampoco los que lo estén podrán disfrutar de la función si aspiran a hacerlo en clave puramente deductiva. No es esta una obra que quiera sostener argumentaciones, sino despertar intuiciones; y creo que eso, al menos, sí lo consigue.

Lo mejor

La romántica lucha de una pequeña sala, como Tribueñe, que sigue apostando por hacer teatro al margen de criterios comerciales.

Lo peor

La críptica literatura de la versión supone un obstáculo innecesario para la comprensión del argumento.