“Ladies Football Club”: Fútbol sin goles ★★★☆☆
Vuelve a los Teatros de Canal este vistoso y esmerado montaje de Sergio Peris-Mencheta
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Vuelve a los Teatros de Canal este vistoso y esmerado montaje que la propia institución de la Comunidad de Madrid había coproducido y estrenado el pasado mes de mayo. En su faceta de director, Sergio Peris-Mencheta recurre de nuevo al autor italiano Stefano Massini, igual que ya hiciera con la exitosa Lehman trilogy, para hacer un trabajo muy, muy cuidado en su aspecto formal que, en lo conceptual, esta vez se queda algo flojo.
Ladies Football Club cuenta la historia del nacimiento y la prematura desaparición del primer equipo de fútbol femenino en la historia. Ese nacimiento tuvo lugar en Inglaterra en 1917, en un momento crucial para el orden mundial, cuando Estados Unidos se decidía a tomar parte en la Primera Guerra Mundial y estallaba, por otro lado, la Revolución rusa. Fue un grupo de mujeres trabajadoras de la fábrica de municiones Doyle & Walker el que formó, sin demasiadas pretensiones, ese primer club de fútbol femenino. El equipo tuvo cierta repercusión y contó al principio con algunos apoyos, a pesar de la desaprobación de los sectores más conservadores; pero poco después, con el regreso de los hombres del frente, y con su reincorporación a la vida social, sería ninguneado y forzado a disolverse.
Casi dos horas y media dura una función en la que esa visión más crítica de los hechos históricos en su conjunto no se manifiesta prácticamente hasta los últimos 20 minutos. Casi todo el texto de Massini se nutre de un anecdotario tan inane que resulta difícil que la historia pueda golpear a nadie. Es verdad que en el desarrollo dramatúrgico de Lehman trilogy lo anecdótico tenía también un papel importante; pero allí servía de permanente y revelador contraste con lo decisivo y universal. Aquí, el autor no llega, hasta el final, a tender ningún puente por el que el público pueda transitar pensando con hondura en lo que está viendo.
En Ladies Football Club, todo se reduce a una interminable enumeración de particularidades y chascarrillos de unos personajes que, como tales, por tristes que sean sus peripecias, no tienen fuste ni recorrido dramático. Eso sí, todo está tan cuidado en la producción y tan bien dirigido, con tal sentido del ritmo, del movimiento y de la composición escénica, que uno no puede sino prestar atención hasta el final, aunque sea consciente de que se está aburriendo más de lo debido.