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Teatro

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«7 años»: Vivir... o morir matando

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Autor: José Cabeza. Director: Daniel Veronese. Intérpretes: Juan Carlos Vellido, Miguel Rellán, Carmen Ruiz, Daniel Pérez Prada y Eloy Azorín. Teatros del Canal (Sala Verde). Madrid. Hasta el 4 de noviembre.

La película «7 años», producida por Netflix, se convierte de la mano del director Daniel Veronese en una espléndida obra teatral de intriga psicológica que se ve de principio a fin sin pestañear. No solo es que la función concite la atención por su impecable estructura dramatúrgica –de hecho, ya había un incalculable potencial teatral en el guion original firmado por José Cabeza–; es que, además, la obra rebasa sobradamente los límites del teatro «comercial» –para el cual parece haber sido concebido el producto– y se convierte, sin sacrificar la legítima intención de entretener, en una acerada crítica de las relaciones de amistad cuando uno llega a una verdadera encrucijada y tiene que escoger entre el beneficio propio o el sacrificio generoso en favor del prójimo. La historia de cuatro empresarios que han sido descubiertos defraudando impuestos y que necesitan que uno de ellos asuma la culpa de todo el grupo para que su modesta pero rentable compañía pueda continuar su actividad, está contada con mucha destreza y con la suficiente pretensión filosófica para convertir este thriller en una grandísima y gratísima obra de arte al estilo del mejor teatro clásico norteamericano. Y, si tenemos en cuenta que la función contiene también buenas dosis de inteligente humor adecuadamente administrado, no puede uno sino quitarse el sombrero, como ya dije la semana pasada en estas páginas, ante ciertos montajes que están recalando estas fechas en la cartelera más comercial de Madrid. Por si fuera poco, el reparto es estupendo: Miguel Rellán, en un papel en realidad cómodo, se mete sin dificultades a sus numerosos adoradores en el bolsillo; Carmen Ruiz y Juan Carlos Vellido dan todo el empaque que requieren sus respectivos caracteres, y Daniel Pérez Prada, extraordinario, hace una composición de su astuto y cínico personaje que no tiene desperdicio. Incluso Eloy Azorín, que completa el elenco, está mejor que nunca en la piel del talentoso e inseguro ingeniero informático al que da vida.