Algarabía pospandémica

Como es habitual cada año, los teatros públicos hacen coincidir alguno de sus grandes estrenos con el regreso de las vacaciones de Semana Santa. Así ocurre en el Fernán Gómez, donde su máxima responsable, Laila Ripoll, subirá mañana el telón de una función que ella misma dirige y que no puede ser, por otra parte, más apropiada para estas fechas. Mañanas de abril y mayo es el título de esta comedia, escrita por Calderón de la Barca, que la directora define como “muy fresca y divertida”. “Una de las más divertidas de su autor”, advierte.

Pablo Béjar, Guillermo Calero, José Ramón Iglesias, Sandra Landín, Juan Carlos Pertusa, Alba Recondo, Nieves Soria y Ana Varel componen el amplio elenco de esta obra, muy poco conocida, que tiene como escenarios los jardines de la Florida, en Madrid, y que cabe encuadrar en el subgénero de las comedias de enredo. “Colores, luz, sensualidad, alegría, música y juventud brillan en cada elegante verso de este texto”, asegura la directora, que ha traslado la acción de la obra a finales de los años 50 y principios de los 60, influida “por las comedias de Blake Edwards, como La pantera rosa, en las que se funden el glamur y la diversión”. Bajo ese paradigma han trabajado, tratando de crear la ambientación más propicia, la vestuarista Almudena R. Huertas, el escenógrafo Arturo Martín Burgos, el iluminador Luis Perdiguero y el músico Mariano Marín, que ha transformado en desenfadadas canciones algunas tiradas de versos.

La dramaturga Carolina África, autora de la versión, dice haber concentrado su tarea en “reducir las tramas y eliminar algunos personajes para clarificar y buscar la teatralidad”. Asimismo, asegura haber dotado a las mujeres de “un papel más activo y menos doliente”, tratando de “ofrecer una mirada contemporánea sobre las palabras de Calderón, cuestionando con humor y determinación comportamientos que hoy, afortunadamente, nos parecen inadmisibles”. No obstante, aunque en muchas de las comedias de Calderón subyace una parodia de algunos temas importantes en el teatro de su tiempo, como pueden ser el honor o la superchería, coinciden versionadora y directora en que “lo festivo, la diversión pura, es lo fundamental en Mañanas de abril y mayo”. “Es verdad que el personaje de don Juan es una caricatura del galán celoso –concede Ripoll-; pero es una obra donde predomina, sobre todo lo demás, la sensualidad. No es el tipo de teatro que yo suelo dirigir, pero viniendo de donde venimos (la pandemia), tenía la necesidad de embarcarme en un proyecto así de vitalista”.