Crítica de teatro

"El amor enamorado": Cupido prueba su propia medicina

La función contiene esa maravillosa mezcla de pulsión amorosa y sereno escepticismo que caracterizó buena parte de la producción de Lope de Vega

"El amor enamorado" pasó por el festival de Olmedo Clásico
"El amor enamorado" pasó por el festival de Olmedo ClásicoMic Producciones/300 Alas Blancas

Autor: Lope de Vega (versión de Fernando Sansegundo). Director: Borja Rodríguez. Intérpretes: Teté Delgado, Mario Alberto Díez, Rafa Núñez, Raquel Nogueira, Rubén Casteiva, Anabel Maurín, Abraham Arenas y Aisa Pérez. Olmedo Clásico, Valladolid, 25-VII-2023. Próxima cita: Veranos de la Villa, Madrid, del 18 al 21 de agosto.

Atendiendo, como es costumbre, las distintas sensibilidades y maneras de mirar a los clásicos que tienen los diferentes creadores, la dirección de Olmedo Clásico ha incluido en la programación de esta 17ª edición algunos títulos y compañías que pueden considerarse en esta localidad vallisoletana ya casi “valores seguros” (caso de Noviembre Teatro, El perro del hortelano, Rafael Álvarez "el Brujo", Ay Teatro...) junto a otras propuestas menos testadas y, por tanto, más arriesgadas. En este segundo grupo cabría incluir El amor enamorado, una comedia mitológica de Lope de Vega que apenas se representa y que cuenta, sin embargo, con un sinfín de atractivos dramáticos y poéticos.

Escrita en la última década de vida de su autor, la función, que llegará en agosto a Madrid dentro de la programación de Veranos de la Villa, contiene esa maravillosa mezcla de pulsión amorosa y sereno escepticismo que caracterizó buena parte de la producción del Fénix en su postrero periodo vital. Ensalzando la belleza y la grandeza del verdadero sentimiento amoroso, y evidenciando a la vez los reveses y contradicciones que lleva asociado, Lope armó una simpatiquísima función, que puede recordar en algunos aspectos a El sueño de una noche de verano, con un hallazgo genial: convertir a Cupido en víctima de sus propios flechazos, y hacerle probar así las aflicciones que provoca el amor cuando se administra de una manera tan caprichosa como la suya.

Fernando Sansegundo firma una versión que potencia con acierto –aunque de manera un poco reiterativa en el desenlace- la inspirada humanización de los dioses que ya proponía toda la trama del texto original. Una versión en la que, sin traicionar el espíritu lopesco, se elimina, por ejemplo, la intervención de Júpiter para restablecer el orden y la justicia.

Con ese acrisolado material dramatúrgico que le proporciona Sansegundo, Borja Rodríguez dirige un espectáculo en el que los caracteres se han subrayado y extremado sin necesidad de principio a fin, tanto en la lectura de sus inclinaciones y pensamientos como en las consecuentes interpretaciones que deben hacer después los actores. Si el propósito del texto es humanizar a los personajes y sus conductas, el de la puesta en escena parece casi el contrario. Así, vemos cómo algunos de esos personajes, tales como Febo o Cupido, que protagonizan en realidad hermosísimos y ricos conflictos, quedan reducidos a esquemáticos fantoches que no pueden sino desbaratar, en lugar de incrementar, la comicidad de las situaciones en las que están inmersos.

  • Lo mejor: El interés de los artífices de la producción por dar a conocer títulos menos trillados de nuestro patrimonio que son igualmente buenos.
  • Lo peor: Al tratar de acentuar la comicidad en la composición de los personajes, se ha malogrado buena parte de ella.