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Las autoras clásicas se rebelan ante el olvido

Raúl Losánez y Ana Contreras dan voz a la poesía femenina del Renacimiento y el Siglo de Oro en un montaje con Natalia Millán y María Besant
María Besant (de rojo), Ricardo Santana y Natalia Millán en el parque del Retiro de Madrid
María Besant (de rojo), Ricardo Santana y Natalia Millán en el parque del Retiro de MadridPablo Lorente

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La otra Arcadia (la compañía formada por Ana Contreras y Raúl Losánez) da otro pasito más en su camino por la palabra: de aquel recital místico de Esta divina prisión (que también tuvo su versión apta para confinamientos) evolucionaron a un Vano fantasma de niebla y luz en el que el juego escénico incorporaba más movimiento; y ahora, apuestan por otro proyecto en el que, desde el punto de vista formal, se apartan del carácter testimonial que suelen tener los recitales –en el que, dicho sea, no les fue nada mal– para levantar, en torno a la poesía, «un espectáculo teatral con plena entidad artística, que pueda llegar al espectador por vía emocional», presenta Losánez, aquí responsable de la selección de textos y de la versión.
Lo que comenzó siendo un encargo de Juan Carlos Pérez de la Fuente, finalmente, no pudo ser, y fue ahí donde el poeta, autor y crítico de LA RAZÓN encontró acomodo en su propia compañía. La pareja se volvió a unir así (si es que alguna vez llegaron a separarse) para levantar un espectáculo en torno a las poetas del primer Renacimiento y del Siglo de Oro: Marcia Belisarda, Leonor de Cueva y Silva, Catalina Clara Ramírez de Guzmán, Ana Caro Mallén, Violante do Ceo, Luisa de Carvajal y Mendoza, Florencia del Pinar, Sor Juana Inés de la Cruz, Hipólita de Narváez, Isabel de Vega, Juana de Arteaga, Sor Ana de Jesús, Luisa Sigea y Sor María de San José (muchas de ellas son subidas por primera vez a escena).
Nombres rescatados por Contreras y Losánez a partir de un verso de Zayas que da nombre al montaje, Me trataste con olvido: «De una manera más abstracta se refiere al amor; y de otra más concreta, al hombre. Pero, a su vez, permite una lectura más curiosa, que es cómo el propio sentimiento expresado en los poemas trasciende del momento en el que fueron escritos, cómo a esas mujeres se las trató con olvido por la posteridad».
Un verso que La otra Arcadia ha querido ampliar con un paréntesis, (Clásicas en rebeldía), para clamar por una Zayas exitosa; o por una Caro que, como escritora profesional, abrió el camino a muchas; o por las obras de Belisarda; o por De Cueva, también música y conocedora de griego, latín, italiano, francés, hebreo, árabe, caldeo...; o la «superdotada» –añade Losánez– Do Ceo...
Cuenta el responsable de la dramaturgia que hay mucha queja en las palabras de estas autoras, pero que «no es un reproche estúpido», sino «muy meditado y coherente. Incorporan el novedoso tema del trato a las mujeres, que no existía en la poesía de aquel tiempo. Y lo hacen con mucha gracia y una ironía brutal. Los poemas parecen escritos hoy... lo que no nos deja muy bien ni a los hombres ni a la sociedad». Todas ellas siguen la «querelle des femmes» encabezada por Christine de Pizan, puntualiza Contreras, que «es un tema muy importante en la literatura femenina a lo largo de la Historia».
Las palabras de estas poetisas desfilan por el escenario (el 18 de junio, en Alcalá de Henares, y el primer fin de semana de julio, en Almagro) en boca de Natalia Millán y María Besant, encargadas de dar voz a este diálogo filosófico/poético sobre el amor –«profano y sacro; hay de todo», dice la directora– y los desengaños. «Pese a todo, después de venir de la queja y de sentir los desamores, ellas siguen apostando por el amor», sostiene Losánez antes de la réplica de su compañera: «No solo está la mujer sufriente como sujeto pasivo, sino que son sujetos que también desean. Proactivos y no solo reactivos».
Los poemas, inicialmente aislados, se han ido hilvanando entre sí por todo ese «mundo emocional común» –apunta Millán– que encuentra continuidad en unos audiovisuales (la proyección de unos tapices que hacen de «emblemas» del Renacimiento y del Barroco), pero, sobre todo, en la música original de Miguel Huertas (en Alcalá le sustituirá Ana García Urcola al piano) y el movimiento Ricardo Santana, responsable de encarnar a Él en la función (en silencio, aunque muy presente): «No se maltrata al hombre, no es un saco de boxeo. Hace un retrato en movimiento de lo que es el amor más romántico. Son textos extensibles en los que se pueden cambiar el género», explica un coreógrafo que también jugará con Besant y Millán en solos, dúos y tríos.
  • Dónde: Corral de Comedias, Alcalá de Henares (Madrid). Cuándo: 18 de junio. Cuánto: 14 y 16 euros.