«Azaña, una pasión española»: Sobre hombres libres

Dramaturgia, dirección e interpretación: José Luis Gómez. Teatro de la Abadía. Madrid.

José Luis Gómez vuelve a recuperar para La Abadía su espectáculo sobre Azaña y, con buen criterio, lo coloca dentro de un ciclo dedicado a la memoria histórica, el cual se inició el pasado mes con «Unamuno: venceréis, pero no convenceréis» y se completará muy pronto con el estreno de «Tiempo de silencio». En la misma línea estructural de la función sobre el escritor bilbaíno, el director parte también aquí de textos, cartas, discursos, diarios y demás materiales conservados con la palabra original, en este caso de Azaña, para articular con ellos una suerte de semblanza intelectual, sucinta pero clarificadora, de quien fue el presidente de la República Española. Y también aquí, como en el montaje de Unamuno, impera un espíritu analítico, riguroso y distanciado –es decir, verdaderamente crítico– en la aproximación al personaje, lo cual se agradece. Así, las razonables preocupaciones del político por la república y la democracia, por la laicización del Estado, por Cataluña o por la tradición cultural hispana, se humanizan en este espectáculo, y se hacen teatralmente más interesantes, en cuanto que también están atravesadas por las suspicacias que pudo levantar una persona a la que algunos tildaron de arrogante y ambiciosa. Sin embargo, en el plano dramatúrgico, esta es una función más escueta aún que la de Unamuno y carece textualmente de la cohesión necesaria que permitiría al público hilvanar con cierta lógica las fragmentarias alocuciones que se van sucediendo. Como consecuencia, el resultado es un poquito más difícil de digerir. Eso sí, permite ver de nuevo a un Gómez actor que sigue siendo un monstruo a la hora de matizar a sus personajes para que se infiera el contexto anímico y vital en el que se hallan.