Buscar Iniciar sesión

«Cama»: Los lenguajes del amor

larazon

Creada:

Última actualización:

Autora y directora: Pilar G. Almansa. Intérpretes: María Morales y Carlos Troya. Teatros Luchana. Madrid. Hasta el 25 de noviembre.
Con la finura analítica de Ingmar Bergman, pero bronceada por aires teatrales más mediterráneos, Pilar Almansa ha escrito una agudísima y original obra, dirigida por ella misma, acerca de cómo evolucionan muchas veces, por suerte o por desgracia, las relaciones de pareja: desde el descubrimiento y la atracción iniciales, pasando por el éxtasis amoroso, por el creciente desencuentro en la toma de decisiones y por el subsiguiente distanciamiento, hasta llegar a la negociación en la ruptura y quién sabe si, después de todo, a una ulterior reconciliación. Como es obvio, la mencionada originalidad de la pieza no reside en este argumento, que ha sido ya explorado recurrentemente, como tema universal que es, a lo largo de la historia de la literatura y el teatro. Lo novedoso radica en la forma de abordarlo o, más exactamente, en la especificidad del lenguaje con el que la dramaturga ha creado cada una de las escenas que comprende la obra. Así, por ejemplo, al primer encuentro de los dos protagonistas, representado en clave de comedia cuasi filosófica, le sucederá una escena, la del contacto amoroso, que se desarrolla en el terreno del teatro físico o corporal
–buenísima la coreografía de Amaya Galeote– y de la palabra exclusivamente metafórica. Y cada cambio de escena conllevará, de igual modo, un nuevo giro lingüístico. Esto genera momentos tan reveladores y certeros como el de los dos personajes apropiándose del argot jurídico y del uso de la tercera persona para discutir los términos de su separación. Curiosamente, a pesar de todo ese viaje por diferentes registros idiomáticos, el texto no deja de estar deliberadamente intelectualizado de principio a fin, lo cual exige en el escenario un trabajo interpretativo de primer nivel para que la función no se enfríe y no se vaya resquebrajando hasta acabar desmoronada ante los ojos del espectador. Algo, sin duda, que Almansa habrá tenido muy en cuenta a la hora de hacer el casting. En este sentido, resultará todo un descubrimiento para algunos
–incluido quien escribe– el trabajo de Carlos Troya, un actor quizá no demasiado conocido en el circuito teatral madrileño que demuestra poseer suficiente potencia y ductilidad para estar en perfecta sintonía con su compañera de reparto, una estupenda María Morales de cuyas capacidades para resolver la difícil papeleta que le propone la directora sí estábamos perfectamente seguros quienes hemos ido siguiendo su carrera desde hace tiempo.

Archivado en: