Carmen Lafortet, Elena Fortún y viceversa

Cartas Vivas nació como voces de la historia, retales de memoria femenina. Nació de la mano de la Fundación Banco Santander como "una biblioteca audiovisual testimonial online gratuita para el conocimiento y el debate", presentan en su web de un proyecto que "recupera la historia íntima de pensadoras relevantes a través de sus testimonios". Se pone así a disposición del público las vidas de unas mujeres que jugaron un papel importante en el siglo XX y vivieron activamente el contexto social y literario en España o Latinoamérica. Sus aportaciones, contradicciones, luces y sombras a través de sus pensamientos y palabras en un formato que definen como "nuevo y pedagógico".

Pero todo trabajo tiene derecho a su evolución y, sin abandonar esa faceta divulgativa, la idea, así, se convirtió en una obra de teatro que heredaba el nombre del plan inicial. Un montaje que se estrenaba en el Teatro Cervantes de Londres el año pasado y que llega ahora a Madrid, Teatro de la Abadía: "La primera de una serie de memorias de pensadoras e intelectuales de la España y América Latina del siglo XX", afirmaba el equipo en la puesta de largo de Cartas vivas.

Carmen Laforet y Elena Fortún son las primeras dos mujeres que se ponen en el foco de la acción, o más concretamente, la "estrecha" relación por carta entre las escritoras españolas. De corazón y alma se llama el epistolario en el que se basa la función y que editó la citada fundación, un volumen que recopila 46 misivas que se intercambiaron, entre 1947 y 1952, la creadora de las novelas infantiles de Celia (Fortún), y la galardonada en la primera edición del Premio Nadal de 1944 por su novela Nada (Laforet).

Paula Rodríguez y Elena Sanz serán las responsables de dar vida a las dos autoras y de dialogar sobre el escenario entre recursos audiovisuales, grabaciones de voz en "off" y música que dan forma a las reflexiones de ambas autoras: "Cuando tenía cinco años, le dije a mi madre que estaba deseando ser mayor para salir sola. Me contestaron que, mientras más mayor fuese, más acompañada iría siempre", escribía Laforet reflejando las dificultades de emancipación de unas mujeres que, a pesar de demostrar su sobrada intelectualidad, debían convivir y batallar contra el rol de género de mediados del siglo pasado. La maternidad, la conciliación entre vida y literatura, la soledad, la juventud y la vejez son algunos de los temas que van tejiendo una relación de apoyo que cultivaron ambas mujeres en un contexto de posguerra marcado también por la censura franquista de las editoriales y el exilio de la republicana Elena Fortún en Buenos Aires, Argentina.

Con las dos actrices sobre el escenario, Paula Paz es la encargada de la dirección y de una adaptación teatral que aborda la crisis creativa de la autora de Nada, que tras lograr el éxito con su primera novela, se enfrenta años más tarde al fantasma de no poder hacer otra igual y es cuando encuentra el apoyo de una Fortún que, 35 años mayor que ella, se enfrenta a la enfermedad y al final de la vida: "Le hace de madre literaria, hay un amor enorme entre las dos escritoras", sostenía a Efe la catedrática en estudios hispánicos y de género en la Universidad de Exeter, Nuria Capdevila-Argüelles, encargada de cotejar y documentar las cartas de ambas novelistas en lo que define como "labor detectivesca adictiva".

Sin madre, Laforet creció con el universo de Celia cuando era niña y, ya de mayor, conoció a su "madre" tomando café en casa de una amiga común: "Fortún la valida como escritora, eso para mí es fundamental. Le dice que es una gran novelista, que tiene un don, que es la mejor escritora de España", relata la investigadora.