Estreno

Chéjov y el amor al ser humano

Guindalera vuelve a los escenarios con su autor predilecto en un montaje que reúne a veteranos actores de la compañía con nuevas incorporaciones

La compañía madrileña vuelve a apostar por Chéjov tras los montajes de "La gaviota" y "Tres hermanas"
La compañía madrileña vuelve a apostar por Chéjov tras los montajes de "La gaviota" y "Tres hermanas"Susana Martín

Tuvieron que abandonar la sala, pero no su actividad. Después de 17 años gestionando el conocido espacio "off" de la capital que llevaba su nombre, las crecientes trabas económicas y burocráticas obligaron a la Compañía Guindalera a buscarse la vida fuera de aquellas paredes. Y es lo que han estado haciendo, sin dejar de apostar por un teatro íntimo, delicado y, en cierto modo, familiar. Uno de los autores que más y mejor les ha permitido llevar a la práctica su ideario artístico es, sin duda, Chéjov. Del escritor ruso habían montado ya, amén de otras piezas breves y versiones de obras narrativas, dos grandes títulos teatrales: La gaviota y Tres hermanas. Ahora le toca el turno a Tío Vania, una función que el director de esta propuesta, Juan Pastor, define como una “comedia sobre el sentido trágico de la vida”.

En esa misma dirección se pronuncia María Pastor, hija del director, estrecha colaboradora de este en Guindalera y, como es habitual en los trabajos de la compañía, una de las protagonistas del espectáculo: “Es una obra que habla de la imposibilidad del ser humano para alcanzar la felicidad”. La actriz comparte escenario con algunos viejos conocidos de Guindalera, como es el caso de José Maya o Aurora Herrero, y con otros nuevos compañeros de viaje: Alejandro Tous, Luis Flor y Gemma Pina.

“Es una versión para seis actores que aporta una mirada novedosa sobre el texto de Chéjov siendo a la vez escrupulosamente fiel a él; el director no ha puesto en ningún momento sus puntos de vista por encima del autor, ni tampoco por encima de las capacidades de los intérpretes”, explica la actriz. Y esa mirada novedosa se advierte ya en el punto de partida dramatúrgico: en la propuesta de Juan Pastor, los personajes de la obra están muertos y se sitúan en una especie de limbo desde el cual van a contar al espectador lo que fue su vida hace más de cien años. Esa mirada más panorámica a su propio pasado, ese distanciamiento que otorga el paso del tiempo, permite que los acontecimientos más funestos puedan ser considerados de una manera menos trágica, más amable.

“En realidad ese distanciamiento está ya en la propia obra de Chéjov –asegura la actriz–. A él le acusaban precisamente de ser un poco frío y de mirar a sus personajes y sus situaciones desde fuera, desde arriba; eso pudo deberse a su condición de médico o, simplemente, a lo que sufrió en la vida. Sin embargo, al mismo tiempo hay una mirada esperanzadora y benevolente hacia esos personajes y hacia el ser humano en general; no condena ni redime a nadie. Hay todo un subtexto que, bien analizado, nos deja ver cómo el amor es lo único que puede elevarlos a todos ellos sobre la vulgaridad y sobre su infelicidad”.

Y esta misma idea es apoyada por su director de manera tajante: “Es un autor que critica la condición humana; pero su amor a los seres vivos, con sus defectos y cualidades, es inmenso”, concluye Juan Pastor.

  • Dónde: Teatro Fernán Gómez, Madrid. Cuándo: hasta el 28 de enero. Cuánto: desde 14 euros.