«Cronología de las bestias»: Enterrando vilezas
Autor: Lautaro Perotti. Director: Lautaro Perotti. Intérpretes: Carmen Machi, Pilar Castro, Santi Marín, Patrick Criado, Jorge Kent. Teatro Español. Madrid. Hasta el 8 de abril.
No está encontrando el mismo aliento en su carrera de autor y director Lautaro Perotti, que en su aplaudida faceta de actor. «Cronología de las bestias» es una pieza extraña cuyo lenguaje, solo en apariencia realista, está puesto en verdad al servicio de una imaginería dramática puramente simbólica, a partir de la cual se intenta levantar una parábola sobre el falseado mundo que construimos para enterrar algunos de nuestros actos y sobre la imposibilidad para retornar cuando nos hemos aventurado por determinados caminos. El argumento de la obra arranca con el inesperado regreso a su casa de un joven (Patrick Criado) que había desaparecido sin dejar ni rastro once años atrás. El enigma de su ausencia se irá desvelando lentamente mientras el personaje retoma las relaciones con su madre (Carmen Machi), su tía (Pilar Castro) y su primo (Santi Marín), al tiempo que toda la familia recibe la ayuda espiritual de un sacerdote (Jorge Kent) para encarar la nueva situación. El clima de suspense, en principio bien servido, da pronto síntomas de irse al traste con un planteamiento estiradísimo, en el que la acción parece fatalmente congelada, y termina siendo sustituido en el patio de butacas, lamentablemente, por el desinterés. A medida que la función avanza, se da uno cuenta de que en verdad no hay mucho en ella más que una densa hojarasca que tapa esa idea central del autor expresada más arriba; una idea muy interesante, pero dramáticamente insuficiente para armar la obra, porque los personajes son demasiado esquemáticos –algunos del todo prescindibles, como el del sacerdote–, el conflicto se antoja impostado y el pretendido efecto de comedia en algunos diálogos de tintes más surrealistas no está logrado.