Crítica

«La dama boba»: Aprender amando ★★★☆☆

Autor: Lope de Vega. Dirección: Rodrigo Arribas. Interpretación: Manuela Morales, Macarena Molina, Martín Puñal. Corral Cervantes. Hasta el 29 de junio.

«La dama boba»
«La dama boba»fundación siglo de oro

En la que parece ya su base de operaciones estable, esto es, el Corral Cervantes, sito junto al Matadero en pleno Madrid Río, la compañía Fundación Siglo de Oro ha puesto en pie esta temporada una de las comedias de enredo más geniales del genial Lope de Vega: «La dama boba». Por el desenfado y la frescura que caracterizan la trama y la propia escritura de la obra, el título no puede estar mejor escogido para un espacio, como es el de esta austera y encantadora arquitectura, que está ideado para homenajear los antiguos corrales de comedias y para recuperar la dimensión más popular del teatro clásico que se hacía en ellos. En este sentido, resulta sorprendente y muy grato comprobar, por los comentarios de la gente al acabar la representación, que el espacio está atrayendo espectadores que acuden un poco a ciegas, sin saber siquiera cómo se llama la obra que van a ver, ni quién la interpreta, ni quién la escribió. Simplemente quieren pasar un rato entretenido viendo una función de teatro. Y esta, desde luego, como mínimo entretiene.

El propio Rodrigo Arribas, director de la Fundación Siglo de Oro, se ha colocado esta vez al frente del montaje para contar la historia de la tonta Finea y su hermana, la culta Nise, pretendidas respectivamente por Liseo y por Laurencio, que mudarán de intereses amorosos cuando conozcan la personalidad y la dote de cada una de ellas. El argumento se asienta sobre el ideal platónico de que el amor en sí mismo es capaz de despertar la inteligencia, ya que es un paso intermedio, generador de hermosos razonamientos, en el camino hacia la perfección moral y la comprensión de lo absoluto.

La propuesta de Arribas se desarrolla con todo el desparpajo que requiere una comedia como esta. El director ensarta con mucho ritmo las escenas, montadas con sencillez y, a la vez, con ingenio. Sin duda, es el ritmo apropiado en la forma de hacer que se sucedan esas escenas, pero hay un poco de precipitación, sobre todo al principio, en lo que concierne al trabajo con los actores a la hora decir el texto, de clarificar los conceptos que están manejando y de hacer, por tanto, que la acción vaya discurriendo de acuerdo a la capacidad del público para ir asimilando lo que se dice y lo que sucede.

El elenco es exactamente el mismo que protagoniza El hospital de los locos, que se está representando también en este espacio con otros horarios. Dado que la propuesta tiene una vocación popular, lo que prima es el trabajo colectivo para hacer que todo evolucione debidamente, y eso se consigue. De todas formas, cabe destacar a título individual a Martín Puñal, con su simpático Liseo, y muy especialmente a Manuela Morales, que es, en el papel de Nise, quien mejor transmite el sentido, la emoción y la belleza de la poesía de Lope.

Lo mejor: La obra es una delicia y está hecha con rigor suficiente para disfrutarla.

Lo peor: El trabajo con la palabra, siempre tan exigente en el teatro en verso, podría mejorarse.