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Finzi Pasca, el hombre que vino del Renacimiento

En seis meses, este suizo ha programado hasta cuatro montajes en Madrid. "Nuda" y su mítico "Ícaro", los últimos
Daniele Finzi Pasca se autodenomina "hombre de teatro"
Daniele Finzi Pasca se autodenomina "hombre de teatro"Jon Imanol Reino

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Daniele Finzi Pasca (Lugano, 1964) es un tipo poco etiquetable. De pequeño soñó con ser gimnasta, con estar en unos Juegos Olímpicos, y la vida le puso en su sitio, que precisamente, entre otras, estaba en unos Juegos, pero no sobre el tapiz, sino dirigiendo sus ceremonias. Hasta tres ha ideado. Es solo una pincelada dentro de una carrera en la que se ha rebelado ante el servicio militar, que ha pasado por México durante una década, que ha tenido un voluntariado junto a la Madre Teresa de Calcuta, que ha subido muchas montañas... Y tantas otras aventuras en las que ya hace décadas que es el teatro el que marca el ritmo, ese «teatro de la caricia» que él abandera y un teatro que, en los últimos meses, ha tenido hasta cuatro montajes con su firma en Madrid: los ya pasados Luzia, del Circo del Sol, y Azul (Canal); y los Ícaro (26 de abril) y Nuda (hasta el día 30) que presenta estos días en el Espacio Ibercaja Delicias.
¿En qué género metemos «Nuda»: teatro, danza, circo...?
Los géneros fueron un desastre. No hay necesidad. Lo que hago es teatro en el sentido más amplio, más fácil, más preciso. El teatro tiene la fantástica opción de conjugar lenguajes. Si alguien necesita una definición, diría que es teatro con «clawnería» italiana. La misma forma de contar historias que Begnini o Dario Fo, maestros.
¿Qué es Nuda?
Una obra surrealista sobre la relación de dos gemelas. Esa paradoja particular que todos tenemos con nuestros hermanos.
¿Amor-odio?
Eso es. Cuántas veces dice uno «no me quieren como a él», y el otro piensa lo mismo. Una gemela nos cuenta su vida y la de la otra, y lo hace con una situación surreal en la que en el nacimiento una se convierte en santa.
 «Nuda» estará en el Festival Internacional de Artes Escénicas (Espacio Ibercaja Delicias) hasta el 30 de abril
«Nuda» estará en el Festival Internacional de Artes Escénicas (Espacio Ibercaja Delicias) hasta el 30 de abrilLR
En Nuda vuelan los diferentes elementos por el escenario, aparecen acróbatas, «pero manteniéndonos aferrados al contar una historia», aclara. Otro tema es su mítico «Ícaro», un espectáculo con el que Finzi Pasca lleva toda la vida girando, una obra concebida inicialmente para un cara a cara entre actor y espectador, uno a uno, y que ha ampliado su aforo para llegar a más gente. «Se cumplen 40 años de la compañía y pensamos que era un buen momento para recuperar un montaje con el que llevo 33 años. Es una función para los amigos». Es el manifiesto de su teatro: «El actor dialoga constantemente con el público. Le lleva a hacerse preguntas, a danzar juntos. La empatía se vuelve clave». La misma empatía que el actor, director, coreógrafo, dramaturgo, iluminador y etcétera quiso mostrar en esas ceremonias olímpicas o en Luzia: «Siempre traté de encontrar sitio a esta fórmula». «Ahora no vas a ver grandes máquinas. Volarán cosas. Pero en el Circo del Sol había 50 artistas y 40 técnicos y aquí somos cinco y cinco. El paralelismo está en que somos los mismos padres, los mismos cocineros. La mamá soy yo».
¿Y si tuviera que decir su profesión, cuál sería?
Hombre de teatro. ¿No te parece bonito? Como un pescador que maneja el timón, tira las redes y lo hace todo. Es muy del Renacimiento, entonces uno era muchas cosas sin preocuparse. El teatro te permite esto, tocar y entrar en lugares muy diferentes. Las reglas cambian y la meta es la misma: contar historias.
Vivió en México y Luzia se impregnó de todo aquello. ¿Por qué dijo que «desgraciadamente» los europeos llegamos a allí?
Espero, que, si algún día colonizamos la Luna, u otro punto del espacio, y encontramos habitantes, tengamos más interés por saber quiénes son. Antiguamente no se enviaba a la gente más delicada y con más capacidad de empatía, se enviaban cabrones. Fue trágico para unos pueblos que esperaban con los brazos abiertos.
Dígame un libro.
Las ocho montañas, de Paolo Cognetti.
¿Por qué?
Me encantan las montañas. Y con este título se pueden entender las metáforas con ellas cuando hablo de mi trabajo. Hay una búsqueda interior que también tiene que ver con Nuda, un espectáculo poético en el que puede haber momentos al inicio en los que no lo entiendas, luego sí y, al final, ves que se parece a tu historia.
Hay que ir a lugares en los que tengas miedo y extrema felicidadDaniele Finzi Pasca
¿Cómo son esas metáforas?
Bastantes veces los actores llevamos un montaje a cuestas durante muchos años. Te das cuenta de que el montaje es el mismo, pero que el que ha cambiado eres tú. En ese sentido, yo sigo subiendo montañas. La primera fue con 8 años y ahora tengo 58, y la montaña no cambió en nada. En ellas puedes encontrar un espejo en el que sentir cómo mudó todo. Son metáforas reales porque siempre necesitas a tu lado a gente que te ayude para llegar hasta el final.
Hablaba de «búsqueda interior», ¿usted se encontró a sí mismo en la India?
En muchas culturas hay paisajes iniciáticos. Allí yo tenía 18 años y escribía cartas a mis padres que tardaban dos semanas en ser contestadas, por lo que fue un periodo de soledad y de aventura dentro de mí mismo. Ayuda a fortalecerte y a descubrirte.
¿En eso consiste su trabajo?
Cuando hay actores que me preguntan qué hacer, yo lo tengo claro: un viaje para perderte. Ir a un lugar en el que tengas miedo y una extrema felicidad.

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