Cultura

Sevilla

La primera vez de Miguel Rellán

El hasta ahora actor debuta como director de teatro en la sala Off Latina con dos obras: «Tú estás loco, Rebolledo», cuatro piezas sobre la estupidez, y «Lo que faltaba», un monólogo para mujer de Peter Quilter.

Miguel Rellán, durante uno de los ensayos de «Tú estás loco, Rebolledo». Foto: Alberto R. Roldán
Miguel Rellán, durante uno de los ensayos de «Tú estás loco, Rebolledo». Foto: Alberto R. Roldánlarazon

El hasta ahora actor debuta como director de teatro en la sala Off Latina con dos obras: «Tú estás loco, Rebolledo», cuatro piezas sobre la estupidez, y «Lo que faltaba», un monólogo para mujer de Peter Quilter.

Su currículum como actor es de los que echan para atrás por su amplitud y por la calidad de sus trabajos. Desde que diera sus primeros pasos en la profesión allá por los años 60 cuando era estudiante en Sevilla, Miguel Rellán, uno de los rostros más conocidos y entrañables de la escena española, ha experimentado todos los registros, ha hecho teatro, cine, televisión, pero tenía una asignatura pendiente, dirigir. Ese es el salto que, al fin, ha decidido dar y lo hace con dos obras a la vez. «Dos piezas pequeñas y sencillas, pero no simples. El año que viene y el siguiente es muy posible que pueda dirigir cosas más grandes en teatros importantes. De momento no puedo adelantar nada porque esto es muy cambiante y si al final no sale nos quedamos con el trasero al aire», explica. La pregunta es ¿por qué ahora? «Me lo han propuesto muchas veces y siempre decía que no de manera casi rutinaria. Poco a poco te vas haciendo a la idea hasta que alguien te dice ¿y por qué no? Lo piensas, te gusta, empiezas a darle vueltas y te convences, ¿por qué no? Pero no he peleado en absoluto por dirigir, me ha venido dado. Acepté porque ya estaba convencido y por ser un teatro basado en el actor», asegura. «Nació de una conversación trivial entre amigos, casi como una broma, uno sugiere un texto, después otro y poco a poco se va transformando en un proyecto atractivo, que va involucrando amigos y, sin darnos cuenta, nos metemos de lleno en el tinglado».

Rellán debuta como director con «Tú estás loco, Rebolledo» (9 de diciembre) y «Lo que faltaba», de Peter Quilter (el día 21), ambas en la sala Off Latina. «No me da vértigo y me apetece mucho porque es un proceso natural. Siempre es un desafío, pero no me asusta porque llevo toda mi vida ocupado y preocupado por la interpretación. Aparte de ser mi “modus vivendi” desde hace años, soy actor y me lo he tomado en serio». Pero no parte de cero, aparte de su experiencia, Rellán imparte cursos y talleres para actores desde hace tiempo. «Poco a poco me he ido acostumbrando a dirigir escenas de manera natural. Otra cosa es el espectáculo escénico, eso es más problemático que trabajar con actores, que es lo esencial. Vittorio Gassman me dijo una vez en San Sebastián: “Un actore, un espectatore: teatro”. Mientras haya un actor y un espectador, tenemos teatro –asegura–, porque fundamentalmente, el teatro es el actor y la palabra».

¿Tiene algún modelo de referencia? «Muchos, porque vas cogiendo de unos y otros y de todos se aprende si eres observador y estás atento, si vas con los ojos abiertos intentando aprender. Cada director te deja algo, porque, así como hay métodos de interpretación, no los hay para dirigir, cada uno se fabrica su propio método, aquí, cada maestrillo tiene su librillo», dice Rellán, que no lo tiene tan claro si se tratara de dirigir cine. «Si me lo pusieran todo muy a favor, sí. Ahora, eso de estar cinco años detrás de un proyecto, peleando para sacar una película, hipotecándote a veces, hay que tener muchas ganas o tenerlo muy claro. No tengo tanta necesidad de contar cosas y dirigir, quizá porque mi cupo de necesidad de expresión lo tengo cubierto con la interpretación y más ahora que dirijo».

Individuos al límite

«Tú estás loco, Rebolledo» es un título que engloba cuatro textos cortos de tres autores, Eva Nuño, Santiago Pajares y Juan Cavestany, que vienen a hablar, «en general», de la estupidez humana. Cuatro historias sobre individuos al límite interpretadas por Nati Orozco, Fran Leal, José Ramón Pardo y Pedro Aijón. Para Rellán, «la conducta del hombre a partir de supuestos considerados “serios” o “importantes”, desde el poder al amor, no deja de ser un lamentable muestrario de su inclinación a la estupidez. Estos textos son divertidos ejemplos de nuestra inagotable idiotez». Y prosigue: «Son piezas cómicas, pero como dice Gala, el humor es el vehículo más rápido para decir cosas. Te ríes, pero si tuviésemos un coloquio con el público veríamos que la risa se congelaba un poco, porque muchas veces debajo de ella hay un drama. A veces hay risas que maldita la gracia que tienen».

Por su parte, «Lo que faltaba» es una traducción libre de «Just the ticket», de Peter Quilter. «Surgió porque Ana Soriano me propuso dirigirla en un monólogo que a mí no me acababa de convencer. “Vamos a hacer algo que interese al espectador”, le dije, “que haga pensar, que emocione, mueva, que salgas del teatro distinto”. Le propuse este texto y le pareció estupendo. Es la reflexión de una mujer madura, que se encuentra con ese cambio fisiológico en el que se deja de ser deseable y se hace invisible». La reflexión divertida de una loca que se ríe de sí misma, pero que se da cuenta de que ya ha pasado más de la mitad de su vida y no sabe si la ha desperdiciado, «que le queda menos futuro que pasado e inicia un viaje soñado a Australia que ya realizó hace 30 años con tres amigas que ahora no han querido repetir, pero ella quiere vivir», afirma Rellán, que para este proyecto ha querido rodearse de amigos: «Claro está. A Orson Welles le preguntaron cierta vez por qué en sus películas actuaban siempre sus amigos, a lo que respondió: “Porque la amistad es más importante que el arte”», concluye.