Teatro

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"Las bárbaras": La herencia feminista

"Las bárbaras": La herencia feminista
"Las bárbaras": La herencia feministalarazon

Autoría: Lucía Carballal. Dirección: Carol López. Intérpretes: Ana Wagener, Mona Martínez, Amparo Fernández y María Rodés. Teatro Valle-Inclán, Madrid. Hasta el 24 de noviembre de 2019.

Lucía Carballal es una de las voces más interesantes dentro de esa nueva hornada de dramaturgos –o no tan nueva ya– que poco a poco ha empezado a ser tenida en cuenta en los teatros nacionales. Algunas de sus obras gustarán más que otras y algunas cosas dentro de cada obra podrán interesar asimismo más que otras; pero eso, en realidad, ocurre prácticamente con cualquier autor, por genial que parezca. Cada espectador es un mundo y los gustos pueden ser tan variados como infinitos. Aunque algo sí es seguro: Carballal tiene cosas que contar y sabe contarlas. O sea, es buena escritora en el fondo y en la forma. Y eso que en «Las bárbaras» el planteamiento argumental resulta un poquito impostado. La historia de tres amigas de toda la vida que rondan los 60 años –Amparo Fernández, Mona Martínez y Ana Wagener– y que se reúnen en un hotel para rendir un homenaje conjunto a otra amiga fallecida a la que le doblan la edad, y con la que jugaban al mus, parece, a priori, más propio de un telefilme norteamericano de sobremesa que de un buen texto teatral. Sin embargo, enseguida se da cuenta uno en la butaca de que, sobre esa nimia estructura, hay materiales muy buenos y muy bien colocados. Carol López hace discurrir con diligencia la acción en un espacio de tintes simbólicos –bien logrados en la escenografía de José Novoa y en la iluminación de Pedro Yagüe, que se apartan del naturalismo sin huir de él– en el que las protagonistas encadenan reflexiones y réplicas bien defendidas, ricas de pensamiento y de acento –aceradas, inocentes, irónicas...–, en torno a las conquistas de las mujeres en su lucha por la igualdad social. Aunque los tres personajes están muy bien interpretados, falta un poquito de consistencia, con respecto a los otros dos, en el de Encarna, arrastrada hacia el estereotipo de la mujer simple de buen corazón.