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María Galiana: «Todavía hay Herminia para rato»

El 4 de febrero concluye la gira de la obra de teatro «Asamblea de mujeres» mientras continúa la grabación de la 18ª temporada de «Cuéntame».

María Galiana: «Todavía hay Herminia para rato»
María Galiana: «Todavía hay Herminia para rato»larazon

El 4 de febrero concluye la gira de la obra de teatro «Asamblea de mujeres» mientras continúa la grabación de la 18ª temporada de «Cuéntame»

No tardó en convertirse en la abuela de España, título que cambió por el de profesora de Historia del Arte. María Galiana (Sevilla, 1935) es una respetada actriz que llegó a la interpretación de manera tardía, con 60 años, aunque su carisma y su perfecto mimetismo con el personaje de Herminia conquistó a millones de espectadores que se han mantenido pegados al televisor durante las 18 temporadas de «Cuéntame».

–Premio Goya, Ondas, ATV, Sant Jordi... ¿Le queda algún logro en la interpretación?

–Me quedan muchos porque los premios no son logros, sino recomendaciones de unos amigos a otros. Yo no les doy importancia. Tan sólo son un regalo que a uno le toca. Los logros son siempre de trabajo. A mí me encantaría hacer una magnífica obra de teatro con un papelón como el que tienen algunas de las actrices de mi edad, como esa «Reina Juana» de Concha Velasco, ese monólogo de Nuria Espert en «Incendios» o cualquiera de Lola Herrera. Esos son los logros por los que lucharía.

–¿Lloraremos agluna vez la muerte de Herminia?

–No sé lo que querrá hacer el productor, pero creo que no me van a matar tan fácilmente. Hay Herminia para rato (risas). De momento, no pienso pedir un aumento de sueldo, y más con la crisis que hay. Además, no me parece que los directores piensen –me voy a tirar el pisto– que los espectadores vayan a seguir igual de fieles a «Cuéntame» si no está Herminia.

–Ha sido el peor inicio de temporada (sólo un 14,7% de «share»), ¿tuvo algo que ver el «caso Nummaria»?

–Creo que no ha sido por eso. Más bien que la gente dudaba en un principio de la vuelta de «Cuéntame» y todavía no se han hecho a la idea de que estamos otra vez ahí. También tenemos mucha competencia los jueves, sobre todo con el fútbol, pero si lo comparas con el resto de programas del día hemos conseguido un triunfo muy grande estando los terceros. De hecho, no hubo ninguno que superase los tres millones de espectadores. La audiencia está muy fragmentada.

–Usted ha sido profesora de Historia del Arte, ¿es más de aprender con recursos audiovisuales o de hincar los codos?

–No soy nada de hincarlos. Ya en mi época utilizaba recursos audiovisuales. Siempre he dado mis clases con diapositivas, música e imágenes para situar temporalmente a mis alumnos. Los codos son sólo para aprenderse la secuencia (risas).

–En 1985, año en el que transcurre la actual temporada de la serie, fue el de su debut en el cine con «Madre in Japan», ¿qué le hizo dar el paso?

–Eso es algo que la gente jamás ha tenido claro. No lo di porque nunca dejé de dar clase. Hice «Madre in Japan» porque unos ex alumnos míos consiguieron un dinero para hacer una película, con el cual sólo podían pagar el equipo y ofrecernos un bocadillo en un mesón cercano. Incluso me iba en mi coche 127 a grabar. ¿Qué pasó? Que a los dos años, en el 87, Juan Diego y José Luis García Sánchez querían hacer una de ambiente andaluz que se llamaba «Pasodoble» y buscaban actores que, aunque vivieran en Madrid, hablaran un andaluz estándar, no «ozú, mi arma», y me llamaron a mí. Así que he intervenido en una serie de películas mientras daba clase y me he jubilado con 65 años como profesora. No he dado saltos. Me retiré en 2000 y en 2001 me llamaron para «Cuéntame».

–«La asamblea de mujeres», «Solas», «Conversaciones con mamá», «La Mari», ¿cree en el poder de la mujer?

–Totalmente. Yo he sido un buen ejemplo porque siempre he hecho lo que me ha dado la gana en el buen sentido. He tenido una gran vocación docente y la ejercí. Después quise ser actriz y lo hice. La primera vez que me vine a Madrid para trabajar en «Cuéntame» la gente me preguntaba: «¿Y qué piensa tu marido?». Y yo decía: «¿Si fuese un hombre me preguntarías qué piensa mi mujer?». Mi marido qué va a decir, está encantado de que sea feliz y haga lo que me gusta. Nunca he tenido esa sensación de opresión que otras mujeres sí habrán sentido.

–En la Transición los políticos se tuvieron que poner de acuerdo.

–Creo que los políticos de hoy están más atrasados que los de antes. Son personas que, para mi gusto, tienen muchísima menos visión política que entonces. Los que ahora se meten en política son los utópicos de toda la vida.