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Medicina lorquiana contra los bulos

Alberto San Juan abarrotó anoche la Galería Memoria, en Carabanchel, para leer reflexiones, escritor y diálogos del poeta de Fuente Vaqueros como respuesta a las apropiaciones políticas de su figura

Madrid Creada:

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Lo de ayer en la Galería Memoria de Carabanchel, para algunos, será algo cercano a un aquelarre. Así lo llamarán aquellos que, en 2021, dijeron que Federico García Lorca les votaría porque «amaba España». Y no les faltaba razón, al menos, en lo de «amar» a su país: «Yo soy español integral, y me sería imposible vivir fuera de mis límites geográficos», confesaba a Luis Bagaría en Diálogos de un caricaturista salvaje. El problema está en que, quizá, yendo un poco más allá, solo basta con avanzar en esa misma línea, el mensaje empieza a dispersarse con el de aquellos: «(...) pero odio al que es español por ser español nada más. Yo soy hermano de todos y execro al hombre que se sacrifica por una idea nacionalista abstracta por el solo hecho de que ama a su patria con una venda en los ojos. El chino bueno está más cerca de mí que el español malo».
O esa otra joven prosa lorquiana del 29 de octubre de 1917 en la que se refería al patriotismo, «un sentimiento que tiene por espíritu a un trapo de colores, por voz una corneta desafinada y por fin defender las tumbas, las casas etc., etc., de nuestras familias».
Para Lorca el patriotismo era "un sentimiento que tiene por espíritu a un trapo de colores, por voz una corneta desafinada"
Sería difícil que aquellos que se llenaban la boca con la palabra «Lorca» estuvieran de acuerdo lo más mínimo con el buen hombre cuando, de nuevo Bagaría, le preguntaron si fue acertado devolver las llaves de su tierra granadina: «Fue un momento malísimo, aunque digan lo contrario en las escuelas. Se perdieron una civilización admirable, una poesía, una astronomía, una arquitectura y una delicadeza únicas en el mundo, para dar paso a una ciudad pobre, acobardada; a una “tierra del chavico”, donde se agita actualmente la peor burguesía de España».
Eugenio Merino firma en "Ruina" esta recreación hiperrealista de Lorca
Eugenio Merino firma en "Ruina" esta recreación hiperrealista de LorcaDavid JarPHOTOGRAPHERS
Quedaban dos meses para el asesinato cuando se pronunciaron estas palabras que repitió Alberto San Juan sobre la representación del poeta muerto. Medio metro bajo tierra, yacía inmóvil. Los ojos cerrados y las manos una encima de otra, como en ese ataúd en el que nunca estuvo y en esa postura que jamás le dejaron estar y que Eugenio Merino ha recogido en una escultura hiperrealista.
El Sobre Lorca que se marcó San Juan en una plaza demasiado significativa como es Carabanchel –tierra de trincheras y no muy lejos de la demolida cárcel– dista mucho de ser un recital o una obra de teatro; es más bien un grito contra todos esos aspavientos de apropiación. Una denuncia que se aparta de la mera figura del artista de Fuente Vaqueros para reivindicar, en concreto, su compromiso social. Junto al intérprete y Merino, el periodista Víctor Fernández ha completado la terna responsable de este «acto», aclara el último. Un acto que, como reconoce, nace del hartazgo de escuchar «bulos como que Lorca fue amigo de José Antonio».
"Sólo a través de ella [la cultura] se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz"Federico García Lorca
El poeta, de reconocida familia votante de Azaña, solo quería cultura, igual que «uno de los labios más verdaderos de Europa [Menéndez Pidal]», decía: «Cultura porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz».