Londres

Monty Python, la vieja fórmula funciona

El icónico grupo británico retransmite su última actuación desde el O2, un gran show con mucho humor pero apenas novedades

El O2 Arena de Londres ha vendido todas las entradas para las diez únicas funciones de su espectáculo
El O2 Arena de Londres ha vendido todas las entradas para las diez únicas funciones de su espectáculolarazon

Cuando Inglaterra despertó, los Monty Python aún seguían allí. Y eso que habían pasado quince años desde que aseguraron que «never again». P ero ya saben que los viejos rockeros nunca mueren. Desde su guiño inicial, un divertido spot con Mick Jagger preguntándose quién pagaría una pasta para ir a ver a cinco viejos a un teatro, «Monty Python Live (mostly)», el espectáculo que ha reunido a los cinco miembros supervivientes (no faltan los homenajes al fallecido Graham Chapman) deja claro lo que se puede esperar de esta reunión, y también que los Monty Python saben reírse de sí mismos. Y vaya si lo hacen. Poco le importa a John Cleese perder el hilo de un sketch. «Estamos de vuelta de casi todo. Nosotros inventamos esto», parecían decirnos, «y hemos venido a pasárnoslo en grande». La función de ayer de este «show» cómico-musical que los ha reunido para regocijo de sus incondicionales en el O2 Arena de Londres en diez únicas funciones –todo vendido, y a qué precios–, fue especial. No sólo fue la última ocasión de ver juntos a los cinco Python, sino que se retransmitió en directo a cines de los cinco continentes.

Ayer, en los Cinesa Manoteras de Madrid –una sala, todo vendido también–, fans de varias generaciones rieron y aplaudieron como si estuvieran a veinte metros de los autores de «El sentido de la vida» y «Los caballeros de la mesa cuadrada», entre otras películas de culto. El público aguantó hasta el bis, cuando los Python echaron el telón con la esperada «Always Look at the Bright Side of Life», prácticamente la única pieza de su filmografía en un «show» dominado por los sketches de su serie televisiva «Monty Python's Flying Circus».

Pero, ¿fue para tanto? Sin duda, el montaje es divertido a rabiar, con cinco setentones entregados. Unos más que otros: Michael Palin, John Cleese y Eric Idle participan mucho, Terry Jones y Terry Gilliam tienen presencias casi testimoniales. Pero están en forma, en cualquier caso. Y le dan a su público, el británico, lo que espera: mucho circo volante. No faltaron sus números más celebrados: la Inquisición española, la canción del leñador, los jueces en liguero, el vendedor de albatros en un teatro, el hombre que acude a una agencia en busca de una discusión, la canción del pene y la vagina, el tipo molesto del bar (el «nudge, nudge», que hizo famoso Eric Idle), el bar donde sirven «spam» –una carne enlatada– o Miguel Ángel discutiendo con el Papa son momentos históricos y en escena están todos. El colofón, claro, la madre de todos los sketches: el loro muerto, condimentado aquí con la tienda de quesos.

El «show» es un producto cocinado para un gran escenario como es el O2: luces, orquesta, cuerpo de baile... Y ahí llega el primer problema. Mucho relleno para poco Python. Pese a la lista citada, se echa en falta más actuación, más diálogo, más canción y menos corista. En los tiempos muertos una pantalla ofrece más «pythonismo» de archivo: la danza del salmón, Mr. Creosonte explotando, el partido de fútbol entre filósofos, los Juegos Olímpicos idiotas... Memorables todos, pero, al cabo, relleno. Está todo en youtube.

¿Y el material nuevo, después de dos décadas de espera? Ejem... Uno o ninguno, como aquel chiste. Una lástima, porque la pregunta siempre ante estas reuniones de dinosaurios es saber si el que tuvo, retuvo. En escena, sí. En creatividad, nos quedamos con las ganas de saberlo. Por supuesto, con una trayectoria como la suya –son el sexteto que patentó el humor británico moderno–, sus ya venerables integrantes se han ganado el derecho a vivir de las rentas. Y a seguir preguntándose a su manera por el sinsentido de la vida. Pero todo, o casi todo, estaba ya dicho.

Un show especial

De Stephen Hawking a Mike Meyers

En cada uno de los diez shows no han faltado invitados ilustres, como Stephen Fry. Ayer, en el cierre, tuvieron dos sorpresas: el cómico Mike Myers sobre el escenario y, entre el público, el físico Stephen Hawking, quien protagonizó además un divertido sketch grabado en el que atropelló con su silla de ruedas a Brian Cox, otra joven estrella de la divulgación científica. Lo que no consigan los Monty Python...