Un “Orlando” entre Händel y “Taxi Driver”

Si el Teatro Real tuvo en el mito de Orfeo el leitmotiv que vertebró la temporada pasada, esta nueva será la de los “Orlandos”, puesto que el mito medieval contará con tres óperas inéditas inspiradas en el poema épico de Ludovico Ariosto “Orlando furioso”, dos de las cuales se presentan ahora, “Orlando”, de Händel, con siete funciones entre el 31 de octubre y el 12 de noviembre, y “Orlando Paladino”, de Joseph Haydn, que tras casi quince años, vuelve al Real en versión de concierto el 1 de noviembre con Il Giardino Armonico bajo la dirección de Giovanni Antonini. “Orlando”, de Georg Friedrich Händel (1685-1759) es una ópera barroca en tres actos, estrenada en el King's Theatre de Londres el 27 de enero de 1733 con libreto anónimo adaptado de “L’Orlando” de Carlo Sigismondo Capece, basado a su vez en la obra de Ariosto y, curiosamente, “éste va a ser su estreno escénico en el Teatro Real, a pesar de ser una obra importantísima de Händel, solo ha sido presentada en concierto en otros auditorios de Madrid, pero nunca como ópera escenificada”, significa Joan Matabosch, director artístico del teatro. Con una trama que gira casi exclusivamente en torno a los celos y la locura, el Real presenta la producción procedente del Theater an der Wien (Teatro de Viena) donde fue estrenada en abril de 2019. La partitura de Orlando, con apenas cinco cantantes y sin coro, se concentra en la progresiva enajenación mental del héroe del ejército de Carlomagno y las endiabladas relaciones amorosas que entrelazan los personajes, con excepción de Zoroastro, un hechicero y demiurgo casi omnipresente, que confiere a la ópera un marco irreal de fantasía. Darán vida a los cinco personajes los contratenores Christophe Dumaux (Orlando) y Anthony Roth Costanzo (Medoro); las sopranos Anna Prohaska (Angelica) y Giulia Semenzato (Dorinda); y el barítono Florian Boesch (Zoroastro).

“Orlando” unirá de nuevo la dirección musical de Ivor Bolton y la escénica de Claus Guth, que propone un paralelismo entre lo que explica Händel y lo que hace Martin Scorsese en “Taxi Driver”. El director alemán se lleva esta ópera barroca a un contexto contemporáneo, las consecuencias de la vuelta a la realidad de un soldado retornado tras la guerra de Vietnam, un reflejo actual del perfil guerrero y heroico de Orlando, convertido en un ser enajenado y violento, obsesionado con su antigua amante. En palabras de Matabosch, “Guth presenta a un tipo social traumatizado por su experiencia en la guerra, refugiado en los videojuegos, que provoca pánico a su alrededor porque es solitario, imprevisible, violento, y se intuye que cualquier día puede provocar una carnicería”. Y lo explica el director escénico: “Mi primera impresión de Orlando fue que era un personaje mucho más caótico y radical que ninguno de los que había dirigido, que salta sin explicación de una situación a otra, con unos rasgos psicológicos imprevisibles y este carácter salvaje del personaje fue mi fuente de inspiración para crear mi versión”. Y prosigue. “Es un héroe que ya no quiere luchar y esto me condujo inmediatamente a pensar en el soldado afectado por la guerra, algo de una actualidad absoluta con la situación en Ucrania e Israel con todos esos soldados y civiles que sufren y sufrirán durante mucho tiempo las consecuencias de este trauma del que los psicólogos americanos empiezan a conocer su verdadera profundidad como algo que determina profundamente nuestras vidas, gente desgraciada que pueden convertirse en muy peligrosa y esto es algo que deberíamos pensar”, asegura.

Guth describe a Orlando como “un personaje que sufre y vive en un mundo paralelo irreal en el que se siente seguro”. Para él, “el centro de la historia es saber qué es real y qué una ilusión y Orlando no lo sabe. A este respecto –explica-, una de las herramientas en la educación de los ejércitos actuales son los juegos de ordenador, en los que se ganan puntos matando al mayor número de enemigos y esto está vinculado con lo real y lo ficticio, apretar un botón para mandar un misil es lo más parecido a un juego de simulación de guerra”.

En cuanto a la música, el director Ivor Bolton afirma que “hay 15 o 20 óperas de Händel que podríamos situar entre las mejores del repertorio, y algunos musicólogos, consideran que “Orlando” es la mejor de todas ellas. En esta ópera –explica– vemos expresarse toda la libertad creativa y de forma del autor, podríamos señalar momentos concretos que son realmente extraordinarios, como el aria de Angelica en el 2º acto, un momento maravilloso de tranquilidad, o la famosa escena de la locura de Orlando, que tiene muchos elementos totalmente innovadores y muy alejados de las convenciones dramatúrgicas y musicales de la época, una muestra y un signo de libertad de la enorme composición que Händel expresa en esta ópera”, concluye.