Pippo Delbono: "Daría cualquier cosa por tener menos sensibilidad"

El amor para Pippo Delbono (Varazze, 1959) es un imposible. «Una búsqueda constante», dice quejicoso. «Aparece y desaparece, a veces como un gran dolor y siempre como una necesidad». Será por ello que el amor no ha faltado en sus trabajos: «Como deseo, como memoria, como drama...». Entre otros, ya lo puso en primer plano en Amore carne (2011), la cinta en la que capturaba lo extraordinario dentro de lo cotidiano; y en esta ocasión vuelve a ser «el tema principal», asegura a este diario. En el amor «no hay respuestas», todo son «interrogaciones» que Delbono maneja con altas dosis de poesía.

Esta vez ha sido Portugal el punto de partida, el lugar en el que buscar ese Amore que presenta en los Teatros del Canal (Sala Roja) mañana y pasado. Pero ¿por qué irse a Portugal? «Es un país lleno de amor, de nostalgia y de ausencia. Es ideal para trabajar sobre el amor». Así justifica el dramaturgo, actor y director los coqueteos con «algo más que un sentimiento»: también es «un estado del alma. Un engranaje del organismo humano que selecciona, desplaza, hace añicos y recompone todo lo que vemos, sentimos y deseamos».

−Tiene muchas declinaciones. A veces es una obsesión, otras un dolor, una ausencia, una aspiración...

Amore llega a Madrid como un espectáculo invadido por la intensidad dramática del fado para transformarlo todo en «rito», apunta Delbono, «en una ceremonia en la que la emoción se convierte en poesía». Un viaje lírico y musical que se inicia en Portugal y resuena en Angola, Cabo Verde... y todo el mundo: «Va en paralelo con nuestra historia universal, con lo que hemos atravesado todos en estos últimos años, como la pandemia, que nos une en una sola vivencia. Además de la mía personal en un momento muy difícil para mi vida», defiende quien ruega «liberar la palabra “amor” de la confusión que ha reinado en el relato de esta odisea global espantosa».

Amor en su doble versión: por un lado, los textos con los que «todos vamos en busca de ese amor, tratando de rehuir el miedo que nos asalta. Evitar ese amor, aunque reconocemos siempre su urgencia; lo busco, lo deseo, y es eso, justamente, lo que amedrenta». Pero enfrente, «el camino [a través de música, voces, imágenes] consigue, tal vez, llevarnos a una reconciliación, a un momento de paz en el que el amor consiga manifestarse más allá de toda forma de miedo».

Es la palabra de un hombre que estaría dispuesto a todo por amor: «Me dicen que una sensibilidad exacerbada es lo que distingue un artista, pero yo daría cualquier cosa por tener menos sensibilidad, porque así el trabajo es muy fuerte pero la vida es muy difícil. Si me dieran un trabajo normal y una vida más fácil diría enseguida que "sí"».