Buscar Iniciar sesión

«Tierra baja»: El actor convertido en obra

La Razón

Creada:

Última actualización:

Autor: Ángel Guimerá. Director: Pau Miró. Intérprete: Lluís Homar. Teatro de La Abadía. Del 19 de septiembre al 8 de octubre de 2018.
Lucimiento absoluto de Lluís Homar en esta versión de la obra de Ángel Guimerá. «Tierra baja» cuenta la historia de un cacique que necesita casarse con una mujer de buena familia cuya dote le permita saldar sus deudas. Para ello, debe disipar primero los rumores en torno a la relación que mantiene con la joven hija de un molinero al que alojó y dio trabajo en sus tierras. A tal fin, decide casar a esta amante «mal vista» con un humilde pastor al que cree poder manejar a su antojo. El conflicto estalla cuando despierta el amor entre la joven y el pastor. La originalidad del montaje, o más bien su osadía, reside en haber reducido los doce personajes de la obra a cuatro –los tres protagonistas del triángulo amoroso más la soñadora Nuri– y en hacer que sea Homar, a solas en el escenario, quien incorpore a todos ellos siguiendo el curso natural de la acción. Con la asesoría dramatúrgica de Xavier Albertí, el propio actor y el director Pau Miró han hecho esta brillante adaptación que, aunque parezca increíble, mantiene intacta la esencia del conflicto y engalana la trama con un reposado y melancólico lirismo escénico que quizá no cabría expresar en una representación «al uso». Quizá se pierda algo de la fuerza dramática de los diálogos de Guimerá, pero, como contrapartida, gana en hondura emocional. Aunque Miró y Homar se interesan en los caracteres individuales para justificar sus actos, se centran más en las situaciones que están protagonizando y que determinan su destino. Y sobre esas situaciones han posado una mirada comprensiva, como la de un excepcional testigo que puede ver todo a la vez desde una atalaya privilegiada. El director ha atenuado las fronteras entre los personajes y evitado que el actor entre y salga en cada uno de ellos. En la propia interpretación, la historia colectiva que están viviendo los cuatro prima sobre las particularidades de cada uno. Eso permite que Homar haga un trabajo mucho más homogéneo del que cabría esperar, proyectándose en el escenario como un suave y poético viento que va simplemente meciendo la acción al ritmo que esta demanda, ora quebrándola con introspectivos y compasivos silencios, ora empujándola resignado hacia el inevitable y trágico desenlace.

Archivado en: