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Aniversario de cine
El "Tiburón" que se comió Hollywood y cambió las playas 50 años después
Cuando se cumple medio siglo del primer mordisco del tiburón de Spielberg, recuperamos la novela y el autor que lo empezaron todo

El veinte de junio de 1975, un entonces todavía joven Steven Spielberg estrenaba el que habría de convertirse en primer gran éxito de su carrera, lanzándole al estrellato de un bocado: “Tiburón” (“Jaws”). Una inteligente combinación de película-catástrofe, “monster movie”, thriller y aventuras marítimas que haría historia del cine, constituyéndose en el “blockbuster veraniego” original, contribuyendo al final del viejo Nuevo Hollywood de moteros tranquilos y toros salvajes y al nacimiento de un novísimo Hollywood espectacular, familiar y comercial.
Afortunadamente, “Tiburón” todavía mantenía un perfecto equilibrio entre las virtudes del violento y adulto cine de los años setenta y el futuro Hollywood posmoderno, frívolo y para todos los públicos, situándose en una liga similar a la de títulos contemporáneos como “El exorcista” (1973) o “El padrino” (1974), que conjugaban sabiamente cine de género con toques autorales; el entretenimiento y el espectáculo con cierta carga de profundidad moral, artística e intelectual. También sería una muestra alucinante del enorme poder de penetración psicológica y social que tenía el cinematógrafo en el pasado siglo: tras su estreno y éxito, las playas se convirtieron en escenario de masas histéricas dispuestas a ver tiburones en cada ola y tras cada roca, mientras el tiburón blanco estuvo a punto de convertirse en especie en vías de extinción.
Si después de “Las diabólicas” (1955) y “Psicosis” (1960), bañeras y duchas daban pavor, ahora no te podías ni dar un chapuzón en la playa sin sentir el escalofrío del miedo recorriendo tu piel mojada. Pero todo había comenzado un año antes, en 1974, con la publicación de la que era primeriza novela de su autor, Peter Benchley, quien estaba muy lejos de suponer el fenómeno en que se iban a convertir tanto libro como película.
Un tiburón súper ventas
Coincidiendo con el cincuenta aniversario del estreno de “Tiburón”, la editorial Planeta publica ahora una edición muy especial de la novela. Con nueva traducción del prestigioso Javier Calvo, acompañada por contenidos adicionales de puño y letra de su propio autor, narrando detalles sobre la escritura del libro así como acerca de su participación con Spielberg en la confección del guion cinematográfico, escrito en colaboración con Carl Gottlieb, el viejo best-seller cobra nueva vida, justamente rodeado por un aura de obra de culto, no sólo gracias a su adaptación a la pantalla, sino también al hecho innegable de su eficacia narrativa como artefacto literario de pura emoción, suspense y entretenimiento.
Recibida en su día por la crítica de forma ambigua y con cierta división de opiniones, “Tiburón” era la primera novela de su autor, pero de casta le venía al escualo: Peter Benchley (1940-2006) era hijo de Nathaniel Benchley, un más que estimable escritor de libros para niños y jóvenes además de ocasional guionista cinematográfico, y nieto de Robert Benchley, uno de los grandes humoristas estadounidenses, periodista, actor, realizador y también prolífico guionista, miembro destacado del prestigioso círculo neoyorquino de personajes vinculados al cine conocido como Algonquin Round Table, por reunirse en el famoso hotel Algonquin.
En la época en que Peter Benchley decidió dar vida a su más famosa creación, trabajaba como periodista por libre, había publicado sólo un libro de viajes y lo único que sabía de tiburones era lo que había aprendido gracias al documental “Blue Water White Death”(1971) y leyendo a Peter Matthiessen, Thomas B. Allen o a Jacques Cousteau. Después de esforzarse durante año y medio, con el manuscrito a punto de entrar en imprenta, escritor y editor decidieron acortar los títulos que habían estado manejando dejándolo en, lisa, llana y enigmáticamente, una sola palabra: “Jaws”, es decir: “Mandíbulas”. Pero la magnífica portada original realizada por Roger Kastel, que serviría también para inspirar el cartel del filme, dejaba pocas dudas respecto a su argumento y protagonista.
Lo que vino a continuación fue algo que ni Benchley ni sus editores sospechaban. “Tiburón” fue rápidamente elegido para formar parte del Book of the Month Club, seleccionado por el Reader´s Digest para sus libros condensados, Random House compró los derechos para bolsillo y Hollywood se interesó de inmediato por los cinematográficos. La edición en tapa dura permaneció en la lista de best-sellers del NY Times durante 44 semanas. Para cuando se estrenó la película, el libro llevaba vendidos cinco millones y medio de ejemplares sólo en Estados Unidos. Ese mismo año alcanzó los veinte millones en todo el mundo. Había nacido un nuevo monstruo, un nuevo mito de la cultura pop, que jamás nos ha abandonado desde entonces, además de un subgénero igualmente popular: el terror animal.
Los misterios del mar
Como suele ocurrir -ahí está la filmografía de Hitchcock- a lo largo de los años multitud de críticos de cine que detestan la literatura de aventuras, el thriller y el terror han extendido la especia de que “Tiburón”, la película, es una obra maestra (que lo es), pero “Tiburón”, el libro, es una novela mediocre. Para nada. Pese a los defectos inevitables de una primera obra, Benchley creó un inteligente, rápido y enérgico thriller de poder arquetípico. Una máquina de entretener y capturar al lector casi tan eficaz como su propio tiburón asesino. Parte “Moby Dick” para la clase media, con un ciudadano vulgar y corriente, funcionario policial de una pequeña población costera vacacional convertido en héroe a su pesar; parte “procedural” de investigación, donde el asesino en serie no es un psicópata sino un escualo girante, “Tiburón” es un perfecto producto de su tiempo. Los paranoicos, pesimistas y violentos setenta. Mucho más duro y oscuro que su versión para la pantalla, donde Spielberg ya deja entrever su futuro sesgo sentimental y familiero.
En “Tiburón”, la novela, el alcalde de Amity está pringado hasta las cejas en los negocios turísticos de la mafia, motivo por el cual mantiene abiertas las playas pese al pez asesino. En “Tiburón”, la novela, el matrimonio del agente Brody hace aguas y su mujer le engaña con otro de los protagonistas. En “Tiburón”, la novela, el final es menos complaciente, más brutal y sangriento. Quienes aún no hayan leído “Tiburón”, la novela, se llevarán una sorpresa. De las buenas.
El éxito de libro y película, condujeron a Benchley a convertirse, con alguna excepción, en hábil proveedor de thrillers marítimos, todos o casi todos llevados al cine o la televisión. En rápida sucesión vendrían “Abismo”, con buscadores de tesoros, vudú y tráfico de drogas en El Caribe; “La isla”, con piratas del siglo XVII en una isla perdida convirtiendo el Triángulo de las Bermudas en sangriento coto de caza; “La bestia”, con un calamar gigante sustituyendo al ahora rehabilitado tiburón blanco; y, finalmente, “Tiburón blanco”, también conocida como “Criatura”, donde no hay tiburones pero sí nazis, mutantes y terror submarino. Todo un récord que hace de Peter Benchley una suerte de moderno continuador de autores como William Hope Hodgson o el Capitán Marryat.
Medio siglo después de devorar las pantallas del mundo entero, gracias al talento aún sin contaminar del joven Spielberg, el “Tiburón” de Peter Benchley sigue siendo una pluscuamperfecta lectura veraniega, para disfrutar sentado en tu hamaca junto al mar. O quizá mejor, en medio del monte, rodeado de árboles y pajaritos. Claro que... ¡cuidado con los osos asesinos!
Tiburones a go-go
Aunque ni Spielberg ni Benchley quisieron tener nada que ver con ellas, al “Tiburón” original seguirían tres secuelas de gran éxito comercial, además de cientos de imitaciones. Los tiburones como nuevos villanos del terror renacerían en el siglo XXI con títulos como “Open Water” (2003), seguido por sus propias secuelas e imitaciones; con la industria de “Sharknado” (2013) y sus delirios cutres, y con el éxito de “Megalodón” (2018) y su continuación, basadas en las superiores y muy recomendables novelas de Steve Alten, uno de los mejores continuadores de la tradición de Benchley, Michael Crichton y Preston & Child. Ya deberíamos saberlo todos: el best-seller comercial de hoy, será el clásico de dentro de cincuenta años. No esperen a entonces para leerlo.
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