«Todo nació para ir contra el teatro tonto»
El dramaturgo se unió al grupo Tábano y al Teatro Experimental Independiente durante los años setenta
–¿Dónde está el germen del teatro independiente?
–Se juntaron varias líneas diferentes: los movimientos culturales de París de Mayo del 68, las ansias de medio mundo de apertura y cambio, todo lo que rodeaba a los hippies, que fue muy importante. Comunas, grupos de convivencia, mucho desnudo, el sexo como elemento de liberación... Todo coincide con la renovación y con el optimismo.
–Siempre como elemento en lucha conta la dictadura.
–Claro. En España encima coincide con la liberación del régimen. Por entonces teníamos que ir a ver películas a Francia y ni te podías manifestar. Ahora hablamos de dificultades, pero antes... por cualquier cosa terminabas en la cárcel. Cuando cayó el franquismo surgió una corriente de optimisto que significó el declive de todo esto. Nosotros ayudamos a ese final.
–Con la censura siempre detrás de la oreja.
–Le voy a poner un ejemplo: Cuando hice «El juego de los insectos» con la gente del mundo universitario se trataba de una obra de eso, insectos, ingenua. Pero le metí diapositivas de tanques de guerra, a mala leche. No venían a cuento, por lo que la censura terminó quitándolas. Ellos hacían su trabajo, que era prohibir y yo el mío. Entonces suprimí eso por nada, las diapositivas se convirtieron en fondos en blanco que levantaron mucho más revuelo entre el público que antes, ¡la que se armó! La gente daba mucha dimensión a lo que hacíamos, se vivía en un clima prerrevolucionario de flores y optimismo.
–Y más allá del movimiento, ¿qué generaron?
–La idea de lo popular, de que el teatro no era para burgueses, de que había que terminar con lo comercial. Y es cuando el pueblo salía a recibir a los artistas, comenzaban los sueños dorados y las giras. Con cada representación llegaba la revolución, el amor, la libertad. Cada cosa que se hacía en este teatro era de gran efervescencia.
–¿Qué ha quedado de aquello?
–Una generación impregnada hasta la médula del papel social del teatro, lleno de una lucha contra la injusticia. Queda algo de lucha contra el sistema. Ahora se habla del mundo o del mar, entonces era de España. Toda esa generación cogió un teatro más abierto y con menos entretenimiento. El teatro independiente nace para ir contra el teatro tonto, que ya no existe, en el que salían, hablaban, leían y tomaban el té sin sentido.