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Toledo y San Juan, un divorcio político

Colegas, amigos y compañeros de fatigas en huelgas y protestas, ahora se separan: el primero critica a Podemos; el segundo, aparece en sus listas
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Colegas, amigos y compañeros de fatigas en huelgas y protestas, ahora se separan: el primero critica a Podemos; el segundo, aparece en sus listas
La sapiencia popular, curtida en siglos de experiencia, ya reconoce con el dicho «unos tienen la fama y otros cardan la lana», esa costumbre tan «Spanish» de que uno acapare el protagonismo mientras otros hacen los mismos –o incluso más– méritos para lograrlo. Y para muestra, un botón. A pesar de que Willy Toledo se ha consagrado como el artista rebelde –que no revelación– en su incansable articulación de proclamas ideológicas, vituperios y soflamas políticas, su indudable papel protagonista en la movediza arena de las reivindicaciones suele eclipsar a colegas también comprometidos con la causa. O incluso más. Es el caso de su amigo Alberto San Juan, que no sólo ha mostrado su apoyo público a Podemos, sino que se ha volcado con el proyecto de la nueva formación. El intérprete se ha unido al consejo ciudadano de Miguel Urbán, quien se postula como candidato alternativo a la secretaría general de la Comunidad de Madrid frente a la lista oficial que lidera Luis Alegre, avalada por el líder del partido, Pablo Iglesias.

Integrado en el partido

Es la escenificación de su separación ideológica del que, hasta ahora, era su más firme compañero de batallas y amigo personal: Willy Toledo. Mientras el pasado agosto el protagonista de «Crimen ferpecto» se echaba encima de lo que él mismo calificó como las «hordas reaccionarias de Podemos» –«tan reaccionarias como las de la peor derechona», apuntaba– por mostrarse crítico con el triunvirato formado por Iglesias, Errejón y Monedero –a los que comparaba con González, Solana y Almunia del PSOE de 1978–, San Juan, que fue uno de los firmantes del manifiesto «Mover ficha», considerado el documento fundacional de Podemos, mantenía su apoyo al partido y seguía muy activo en los círculos del barrio madrileño de La Latina, uno de los epicentros del movimiento en la capital. Ahora, el intérprete, que esta semana ha vuelto a las carteleras del país con la comedia «Las ovejas no pierden el tren», ha llevado su apoyo un paso más allá y se ha presentado en las listas de esta candidatura alternativa en la región. «Yo he votado a Podemos y es la opción electoral con la que ahora me identifico. Es un partido político porque la ley obliga a ello. Pero no es un partido político con una estructura jerárquica ni unas listas cerradas ni un dirigente que ordena cómo funcionan las cosas. Es un movimiento en el que sólo hay base. Creo en eso», explica el actor en la página del partido. Nada que ver con la visión de su amigo Willy, que se mostró indignado con el «falso asamblearismo» y la «horizontalidad» de la que estaba haciendo gala la formación que lidera Iglesias. Lo cierto es que en la entrevista que San Juan concedió a Risto Mejide en «Viajando con Chester» –y que estuvo rodeada de polémica por los comentarios del intérprete, que consiguieron despertar por igual críticas y apoyos en las redes sociales– reconocía que «me peleé mucho con Willy Toledo», aunque subrayó que lo considera «una de las personas más bonachonas que he conocido». Atrás parecen quedar los tiempos en los que su sintonía ideológica les hacía salir al escenario con camisetas reivindicativas –baste recordar la gala de los Goya de 2003, famosa por la proclama del «No a la guerra»– y encabezar manifestaciones bajo la misma pancarta. Toledo, inconformista por definición, y San Juan, integrado en los círculos, se han marcado sendas diferentes en estos tiempos clave para las reivindicaciones del nuevo partido. El protagonista de «Bajo las estrellas» se ha identificado con el proyecto de Podemos –«el 25 de mayo quebró el bipartidismo. No ha caído, ahí está, pero quebró, y yo creo que no se va a recomponer», sostiene– hasta el punto de que su Teatro del Barrio –la antigua sala Triángulo– se ha convertido en uno de los faros ideológicos de los chicos de Iglesias. En su propia web se presentan con una voluntad abiertamente política: la de «participar en el movimiento ciudadano que ya está construyendo otra forma de convivir».

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