Opinión

16 de mayo, Día de la Tauromaquia

Igual que la música, el teatro, el cine y la literatura, la tauromaquia también tiene, a partir de ahora, un día para celebrar su existencia

Plaza de toros de Las Ventas.
Plaza de toros de Las Ventas. Alberto R. Roldán La Razón

La tauromaquia es una de las grandes expresiones culturales, como la música, el teatro, el cine o la literatura, y todas ellas pueden y deben ser disfrutadas cada uno de los días del año. No obstante, hay un día especial y señalado, todos los años, que está especialmente dedicado a celebrar cada una de ellas: así, tenemos un día de la música, un día del teatro, un día del cine, un día del libro… pero no existía el día de la tauromaquia, y era muy necesario.

Dado que es impensable que un Gobierno como el que tenemos adopte la iniciativa de crearlo –lo que sí hizo con el cine, por ejemplo– la Fundación Toro de Lidia, en su labor de la promoción de la tauromaquia, acordó que era el momento de coger el toro por los cuernos y proclamar uno; y para ello se pidió a los profesionales y aficionados sugerencias para fijar el día concreto. Lo cierto es que la propuesta fue magníficamente acogida, y se recibieron multitud de propuestas y muy buenas argumentaciones.

Eran varias las cualidades que, en nuestra opinión, había de reunir ese día. No debía ser uno en el que ya existiera un acontecimiento taurino relevante, porque se solaparían, y una regla fundamental es que hay que exprimir al máximo cada momento o hecho taurino. Tenía que poder reunir a gente del toro para actos y celebraciones, por lo que no parecía conveniente que fuera ni a principio ni a final de año ni en agosto, mes de vacaciones por excelencia. Y debería ser en un momento de gran ambiente taurino, así como tener un gran significado simbólico y aceptación popular.

Por todo ello, se ha escogido finalmente una fecha que cumple perfectamente todas estas exigencias: el 16 de mayo, fecha de fallecimiento de Joselito el Gallo en la plaza de Talavera. Joselito, el llamado rey de los toreros, encarna la excelencia y no solo dentro del ruedo, sino fuera de él, puesto que tenía toda la tauromaquia en la cabeza y la visión y la voluntad de cambiarla para siempre. Su temprana muerte, a los 25 años, hizo buena la sentencia del poeta griego Menandro: el elegido de los dioses muere joven.

El próximo 16 de mayo, por primera vez y para siempre, todos los taurinos del mundo nos felicitaremos porque es nuestro día y por poder disfrutar de este mundo extraordinario. Y nos uniremos más, como la comunidad cultural mundial que somos, en la celebración, la alegría y la fiesta.