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Trofeos livianos de Curro y Lorenzo y cornada grave a Ginés Marín

El diestro sufrió una herida en el muslo derecho de dos trayectorias: 20 y 25 cms que contusiona la femoral
FERNANDO VILLAR FERNANDO VILLAREFE

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Después de la corrida de rejones, San Isidro volvió a tomar el rumbo y el pulso con uno de esos carteles intermedios que podía dar sorpresas. Entre una cosa y la otra nos llevamos un susto. Gordo, aunque por la parsimonia de Ginés Marín no lo vivimos como tal. Fue en el tercero de la tarde. A Marín le duró poco la alegría de verse anunciado en San Isidro. Su feria, al menos de momento, resultó un trago amargo. El toro de El Parralejo había manseado y cuando el diestro tomó la muleta seguía incierto, suelto, pero había más códigos que resolver a la hora de la verdad. No dio tiempo a mucho, al poco de empezar la faena de muleta, el toro se la jugó y tomó la rectitud en un envite. Fue certero. Cuando lo echó para arriba ya lo había atravesado el muslo de lado a lado. Eso lo supimos después. En ese instante lo vimos caer horrible y al poco la sangre se derramaba por su muslo derecho. Se intuía el boquete y sus dificultades para caminar.
Nada más. No hubo un aspaviento, un gesto de más, un roneo. Un nada. Tremendo el torero. Ginés se levantó de la cogida como si nada. Quiso seguir toreando a un toro que regalaba hachazos en cada arrancada, se fue a por la espada y lo mató. Esperó a recoger la ovación para irse a la enfermería y no cruzando el albero, sino con la discreción del callejón. Parecía que era poco. Dos cornadas de 20 y 25 centímetros de pronóstico grave fue lo que informó el parte tiempo después. Es una barbaridad lo que ocurre en un ruedo. El mérito callado de esta gente. El sentido del honor, de la profesión, del rito.
La tarde iba variada. Descolgó el primero en la muleta de Curro Díaz, con ese punto de fiereza, de importancia. Lo que ocurría no era baladí. No lo fue nunca. El diestro quiso componer y lo hizo con ligazón, buscando las vueltas a un toro que las tenía. También ese punto de listeza que le da más verdad a toda esta historia. Sobró periferia para que la faena crujiera de verdad. Una oreja obtuvo del sexto, que era derrotón pero con movilidad. Tuvo el interés de ponérsela abajo y querer ligarlo y la pena de hacerlo por fuera. Una estocada le dio el pasaporte al trofeo. Así le ocurrió a Álvaro Lorenzo, con un quinto con opciones. La estocada y las bernadinas pusieron punto final a una faena que le faltó apreturas. Paseó otro trofeo con protestas. Nada pudo hacer Lorenzo con el sobrero manso de José Vázquez de mala clase. Y tampoco Curro Díaz con el cuarto, que tenía sus desafíos y poco seguridad para fiarte. La tarde había sido rara. Dos trofeos con el peso justo y una cornada dura que Ginés Marín llevó con la austeridad de otros tiempos.
Ficha del festejo
Las Ventas (Madrid). Octava de la Feria de San Isidro. Se lidiaron toros de El Parralejo, desiguales de presentación. El 1º, enrazado y repetidor; 2º, sobrero de José Vázquez, mansurrón, va y viene sin más; 3º, peligroso; 4º, complicado; 5º, con opciones; 6, movilidad, repetidor y punto derrotón. Casi lleno.
Curro Díaz, de corinto y oro, estocada caída (saludos); estocada muy baja (silencio); estocada (orejas).
Álvaro Lorenzo, de gris perla y oro, pinchazo, estocada, aviso, descabello (silencio); estocada (oreja).
Ginés Marín, de turquesa y oro, estocada (saludos). Herido.
Parte médico: Herida en el muslo derecho de dos trayectorias: una de 25 cms que contusiona la femoral y otra de 20cm. y lesiona el recto. Pronóstico grave.