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Sólido como una roca, majestuoso como un rey en Valencia

Roca Rey salió a hombros y Román perdió el triunfo con la espada
Biel AliñoEFE
La Razón
  • Paco Delgado

    Paco Delgado

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Tampoco el cartel estrella de la feria logró que la plaza registrase una entrada acorde con la categoría del mismo. Algo se está haciendo mal y es urgente que se revisen fórmulas y modos de hacer para que este serial no se pierda irremediablemente.
Quien no se pierde es Roca Rey, que entusiasmó desde que se abrió de capa, luciendo en los lances de recibo y en el quite a su mano primero. Puso a la gente en pie al iniciar su faena de rodillas y toreando ya erguido con tanta facilidad como rotundidad, en redondo, al natural y en los alardes finales ya sin espada, apurando de cabo a rabo a un toro que tiró luego sin puntilla y al que hizo mejor de lo que fue, consiguiendo que hasta se le diese la vuelta al ruedo.
Al bravucón y renuente sexto lo enceló enseguida para, insaciable, firmar otro quehacer de aplastante superioridad, entrega absoluta y pasmosa seguridad en sí mismo, haciendo honor a sus apellidos: sólido como una roca y majestuoso como un rey.
Intentó estirarse a la verónica Román con su primero, al que quiso lucir en el caballo, demostrando el toro, en cambio, mansedumbre y poca entrega. Costó Dios y ayuda dejar tres banderillas, huyendo hasta de su sombra y buscando un lugar por el que escapar. Nadie daba un duro por él pero Román tiró de gónadas y derrochó testosterona para, quieto como un palo y bajando muchísimo la mano, ir sacando todo lo que tuvo su oponente en una faena tremenda de valor y aguante. Pero se equivocó al entrar a matar en la suerte natural y tiró a la basura una más que posible oreja.
Y en parecidos términos anduvo con el quinto, un manso que tuvo nobleza y entrega en el último tercio. Firme, sereno, valiente, con los pies clavados a la arena, llevando muy toreado y templado al de Victoriano de Río, que acabó rendido a su muleta. Pero volvió a matar mal. Sí que se premió con la vuelta al ruedo al toro, con lo que una corrida que no acabó de romper puede parecer que fue de juego excepcional. Y no.
Tardó mucho en hacerse presente en el ruedo el primero y también le llevó un buen rato tomar el capote de Morante, que veroniqueó con más intención que resultado. Esa fue su constante. En la muleta tardeó mucho, embistiendo cansino y al paso y por el pitón derecho; por el izquierdo fue mucho más incierto. Apretó y achuchó y su matador no le dio coba.
Con el cuarto, otro animal desentendido y aplomado, tiró de paciencia y pundonor para justificarse.

La ficha

Valencia, 15 de julio.
Segunda de feria Más de media de entrada. Toros de Victoriano del Río, bien presentados y mansos en conjunto. Tercero y quinto fueron premiados con la vuelta al ruedo.
Morante de la Puebla (de púrpura y oro), pinchazo y media, silencio; metisaca y casi entera, silencio.
Román (de blanco y oro), cuatro pinchazos y estocada, aviso, ovación; pinchazo, estocada, aviso, tres descabellos, vuelta al ruedo.
Roca Rey (de tabaco y oro), entera, dos orejas; entera, oreja.
De las cuadrillas destacaron Antonio Chacón y Javier Ambel.