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Una mixta en Albacete entre la fama y la lana

Sergio Serrano salió a hombros ante los suyos
ALCOLEA
La Razón
  • Paco Delgado

    Paco Delgado

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Albacete enfiló su recta final con un festejo de amplio espectro, combinando el toreo a caballo que tanto gusta por aquí, con la lidia a pie y que logró otro buen registro taquillero aunque sin alcanzar el lleno del día anterior.
La primera oreja de la tarde se la llevó Sergio Serrano, que se estiró al recibir de capa al serio y astifino tercero y vibrante y encendido fue su comienzo de faena, de rodillas en el centro del ruedo. Por el pitón izquierdo le costó más al toro y Serrano, adelantándole el engaño y llevándole tapado, fue haciéndole pasar una y otra vez derrochando de nuevo valor y arrojo.
Prueba de sus ganas fue el irse a portagayola a recibir al sexto, tirando luego de repertorio con el capote. Se enceló el astado en el caballo, empujando y dejándose pegar, jugándose el tipo el torero en unas chicuelinas ceñidísimas con que quitó. Citó muy de lejos y se lo pasó muy cerca, Tan cerca que el toro le vio y ya hizo por el siempre. Pero no volvió la cara, echando a cara o cruz salir por la puerta grande o en ambulancia. Derroche de valor y casta. Y de ganas de ser. Se quedó corto su premio.
Como en cualquier faceta de la vida, hay quien lleva la fama y quien carda la lana y el torero de Albacete, encuadrado en ese grupo de los que matan, cuando pueden, lo que los demás no quieren, demostró de nuevo que merece más confianza y que no sólo sirve para cardar lana sino para lucirla.
Abrió plaza un toro de Los Espartales, que de no estar reglamentariamente afeitado por ser para rejones, con trapío y cuajo de sobra para ser lidiado a pie en plaza de primera. Precioso de estampa. Pero parado ya de salida, dando qué hacer a Diego Ventura, que hasta pasó en falso en alguna ocasión para dejar los rejones de castigo. Con “Nazarí” cambió el panorama, alegrando al cornúpeta al llevarle a dos pistas y banderilleando al estribo y arriba. Pero la poca fuerza del animal condicionó no poco el esfuerzo del rejoneador, dejando llegar mucho y entusiasmando al quebrar a lomos de “Lío” y luciéndose al dejar las cortas por dentro y sin espacio apenas para que su caballo pasase entre las tablas y el toro. Tuvo que echar pie a tierra para poner fin a su quehacer y los ánimos se enfriaron ya demasiado.
Logró encelar al distraído y mirón cuarto, llevándole pegado a la cola de sus caballos en una exhibición portentosa de doma y monta. De nuevo todo el gasto corrió de su cuenta ante un toro exhausto y parado que hizo muy difícil dejar hierros. Pero con “Nómada” y luego con “Bronce” levantó la faena a base de espectáculo y hasta abusando de un animal ya indefenso del que le concedieron una oreja.
Brindó su primer toro al público Talavante tras cinco años de ausencia de esta plaza. No funcionó su primera tanda a natural y tuvo trazo más largo la segunda, pero también sin dejar especial huella, tramitando una faena inconsistente y como incompleta ante un oponente que pareció tener más de lo que enseñó su matador.
Tampoco lo vio claro con el quinto, al que se le dio una lidia muy desordenada y llegó al último tercio incómodo y echando la cara arriba sin que su matador acertase a humillarle ni a templarle, cortando pronto por lo sano, aunque para matar le costó lo suyo.

LA FICHA

Albacete, 16 de septiembre. Novena de feria. Tres cuartos de entrada. Toros de Los Espartales para rejones y Jandilla para lidia a pie. Parados aquellos, sin romper estos. Complicado el sexto.
Diego Ventura, pinchazo, rejonazo y dos descabellos pie a tierra, silencio; rejonazo, oreja.
Talavante (de negro y oro), pinchazo y casi entera, aviso, silencio; cuatro pinchazos, media, pitos.
Sergio Serrano (de marino y oro), entera, oreja; entera, oreja.