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La Palmosilla, un pequeño oasis en una tediosa tarde torista de Madrid

Rubén Pinar no pudo exprimir todas sus virtudes
Plaza 1/ Alfredo ArévaloPlaza 1/ Alfredo Arévalo
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Un toro de La Palmosilla, que fue el único que realmente sirvió para el toreo, fue un pequeño oasis en el tedioso concurso ganadero de este domingo en Las Ventas, en el que también destacó un enclasado ejemplar de Pallarés, que fue masacrado en varas, y, entre los toreros, únicamente el capote de Gómez del Pilar.
Largo y vareado, a pesar de sus casi 600 kilos, el primero de Juan Luis Fraile echó el freno con descaro en los capotes, pasó sin más el trámite del tercio de varas, y se paró ya y echó la cara arriba en banderillas, donde los de plata (en esta ocasión de azabache) pasaron las de Caín para dejar solamente tres palos en más de diez pasadas.
Y, como no podía ser de otra forma, no tuvo ni un pase en la muleta, sin pasar ni descolgar, y siempre a la defensiva. Castaño enseñó brevemente que aquello era imposible, y a por la espada.
Más hecho pero sin exageraciones de ningún tipo, el de Bohórquez que hizo segundo empujó en las tres varas que tomó, a las que acudió con cierto brío, arrancándose además desde diferentes distancias.
Pero ya en banderillas se descubrieron sus escasas fuerzas, lo que corroboró después en la templada muleta de Pinar, que lo ayudó muchísimo haciéndole las cosas con suma suavidad, pero sin encontrar respuesta del “murube”, que fue apagándose como una vela y provocando que aquello no rompiera a pesar de la buena puesta en escena del albaceteño, que lo mató perfecto por arriba.
De magníficas hechuras y preciosa lámina, el tercero de Pallarés se desplazó de dulce en las magníficas verónicas que firmó Gómez del Pilar, abrochadas con tres medias y una larga de categoría, donde se comprobó la gran clase que tenía el animal, al que, sin embargo, desangraron en el caballo, lo que acusó, y de qué manera, en el último tercio, desfondándose antes incluso del primer muletazo.
Y es que el animal quería pero no podía. Tanto castigo había hecho mella en él. Porque calidad tenía para exportar, pero la vida se la habían robado prácticamente entera en el peto.
El cuarto, de Escolar, fue un “tacazo” de toro, serio, hondo y enseñando las puntas, ovacionado de salida.
Renuente a los capotes, se ponía siempre por delante; tampoco se descubrió en el caballo, pero, en cambio, sí mostró su peligro al irse en dos ocasiones directo al cuerpo de un Castaño totalmente descompuesto y que no tardó ni dos minutos en irse a por la espada, con la que, por si fuera poco, dio un auténtico sainete.
El quinto, de La Palmosilla, tuvo poder en el peto, derribando, incluso, en el primer encuentro, aunque con el defecto de salir siempre escupido de él. Luego fue el toro más franco para la muleta, sobre todo por el izquierdo, por donde exhibió una gran profundidad. Pero ni por uno ni por otro pitón lo acabó de aprovechar Pinar, demasiado amontonado y sin apostar de verdad.
Cerró el concurso una “pintura” de Sobral, el más manso de los seis en varas y sin fondo alguno en el último tercio, un animal sin vida y muy deslucido con el que Gómez del Pinar no pasó de las probaturas.

FICHA DEL FESTEJO.

- Concurso de ganaderías con toros, por este orden, de: Juan Luis Fraile, descastado y muy a la defensiva; Fermín Bohórquez, noblote y de escasas fuerzas; Pallarés, de mucha calidad pero desfondándose enseguida tras un nefasto tercio de varas; José Escolar, con peligro; La Palmosilla, de buen juego; y Sobral, muy descastado.
Javier Castaño (teja y oro): pinchazo y estocada baja (silencio); estocada y doce descabellos (pitos).
Rubén Pinar (celeste y oro): buena estocada (ovación); estocada caída (silencio).
Gómez del Pilar (grana y oro): estocada (ovación); tres pinchazos, y casi entera trasera, tendida y atravesada (silencio).
En cuadrillas, Ángel Otero y Pedro José Cebadera saludaron tras banderillear al tercero. Puchano fue aplaudido tras el tercio de varas al quinto.
La plaza registró alrededor de un cuarto de entrada, 6.721 espectadores según la empresa, en tarde progresivamente fría. EFE