70 años de la alternativa de Antoñete
Julio Aparicio, en 1953 le cedió la muerte de «Carvajal», de Curro Chica, y comenzaba así la larga, irregular y apasionante carrera de uno de los diestros más singulares
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Antonio Chenel Albadalejo, Antoñete, nació en Madrid el 24 de junio de 1932.Pasó los años de la Guerra Civil española en Castellón y, una vez finalizada la contienda, en 1940, regresó a Madrid. Buena parte de su infancia y juventud transcurrió en Las Ventas, que fue como el patio de su casa, ya que su cuñado, Paco Parejo, ejercía como mayoral de la Monumental madrileña, en la que ayudaba a entrenarse (haciendo de toro) a diestros como Agustín Parra «Parrita», Paquito Muñoz o Manolo Navarro y que fue quien le ayudó en sus inicios. Se vistió de luces por primera vez en 1946 en Madrid, en un espectáculo mixto en el que intervenían Los Charros Mexicanos, pero se presentó con picadores en Barcelona, entonces plaza capital para la novillería, el 18 de febrero de 1951. Toreó trece novilladas aquella temporada, en la que el 5 de junio debutó en Madrid, lidiando utreros de Nicasio López Navalón junto a Manuel Perea «Boni» y Carriles. Gustó su actuación y fue repetido dos tardes más. Sesenta novilladas hizo en la campaña siguiente, lo que le llevó a subir ya de categoría.
Y la plaza de toros de Castellón, la ciudad en la que residió en su niñez, fue la elegida para tomar la alternativa. Fue el día 8 de marzo, ataviado con un traje crema y oro, con Julio Aparicio como padrino -que le cedió la lidia y muerte de «Carvajal», número 54 y de 501 kilos- y Pedro Martínez «Pedrés» de testigo. Toros de Francisco Chica, de Jerez de la Frontera y la plaza hasta la bandera, aunque, como suele suceder, tanta expectación no se vio correspondida en toda la dimensión que había generado aquella corrida.
En El Ruedo se publicó la siguiente crónica de su actuación en aquella tarde tan señalada para él: «En los muchos años en que acudimos a Castellón a presenciar la corrida de la Magdalena, no recordamos una expectación tan grande como la habida este año. Constituyó un éxito económico, ya que la plaza se llenó, siendo muchísimos los aficionados valencianos que se trasladaron a la ciudad hermana para presenciar el festejo...Creemos que con Antoñete estamos en presencia de un torero de extraordinarias proporciones, a pesar de que su primera actuación como matador de toros no ha sido muy afortunada. Antoñete es un torero de clase y además lidiador, condición ésta muy interesante si hay que enfrentarse con corridas cuajadas. En su segundo creímos que iba a llegar la faena grande; pero el toro se vino abajo y el madrileño sólo pudo conseguir unos pases muy buenos con la derecha y dos series de naturales soberbios que ligó con el pase de pecho. Lo que hizo fue de tal calidad que pudo haber cortado la oreja si la estocada no hubiese resultado atravesada».
Unos días más tarde, en la fecha de San José, actuó en Valencia, en el día grande de la Feria de Fallas, de nuevo con Aparicio y Pedrés, y confirmó en Madrid el 13 de mayo, vistiendo ahora un terno rosa y oro. Rafael Ortega —que le cedió el toro «Rabón», número 95, de Alipio Pérez-Tabernero Sanchón— y Julio Aparicio fueron el padrino y el testigo, respectivamente, logrando su primer gran triunfo como matador dos días después, el 15 de mayo, también en la Monumental madrileña, cuando, alternando con Rafael Ortega y el mejicano El Ranchero, con toros de Fermín Bohórquez, cortó tres orejas y salió por primera vez en hombros de Las Ventas.
Cuarenta y tres fueron las corridas hechas en 1954, treinta y seis en 1955, cincuenta y cinco al año siguiente, veintiséis en 1957 y dieciocho en la siguiente campaña. Dejó de torear en 1959 y volvió a los ruedos en 1961 y 1962. Otra pausa de un año. Siete corridas en 1963 y una solamente en 1964. Ya nadie esperaba nada de él. Pero se le ocurrió torear de maravilla a un toro de Félix Cameno en corrida festival en 1965; sus compañeros son El Estudiante y el albaceteño Pepe Osuna.
A raíz de su éxito con «Atrevido» en 1966 se le incluye en la corrida de Beneficencia, junto a Paco Camino y El Viti y a continuación toma parte en la Corrida de la Prensa, alternando con Antonio Bienvenida y Curro Romero, ganando la Oreja de Oro en disputa tras lidiar toros de Carlos Núñez. Aumentan sus contratos, pero sobrevienen dos cornadas. En 1967 torea 51 tardes en las mejores plazas. En 1975, Antoñete se despedía del toreo lidiando seis toros en Las Ventas, cortando una oreja del segundo. No volvió a torear en España hasta el 12 de abril de 1981, en Marbella.